Escritorio

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POV Calle

No me resistí más, juro que intenté aguantar lo más que pude al ver semejante injusticia.

Juan Pablo Jaramillo y Cristóbal Pesce habían estado en la mira de varios estudiantes desde hace un tiempo, puesto que desde millones de kilómetros de distancia podía notarse lo homosexuales que eran, además de la atracción notoria que se tenían el uno por el otro.

Solo les bastaba una prueba más, un beso en público que demostrara que eran pareja para que todo el mundo literalmente se levantara en armas contra ellos.

Bueno...No todo el mundo, solo Johann y su grupo homofóbico.

Se les veía completamente felices, sonrientes, disfrutando de su almuerzo frente a otros chicos del salón de Lucas.

Solo fue un maldito beso, un pequeño pico en medio de la cafetería, solo eso fue lo que detonó la bomba contra ellos y lo sabía porque yo había presenciado el beso con mis propios ojos, puesto que estaban frente a mí, frente a Paula, frente a Lucas...Frente a Johann.

Aguanté, hasta que vi a Poché adentrarse en primera fila, adentrarse en la pelea y lo que más me mató fue verla recibiendo los mismos golpes que los chicos estaban recibiendo, por defender a sus amigos.

Y aunque me pesara el trasero y aunque estuviera muy molesta con Poché, ella no se merecía recibir ese mismo castigo.

Me levanté, grité que se detuvieran y prácticamente me enfrenté con Johann nuevamente.

Todo el mundo se hizo a un lado, todo el mundo los dejó tirados, golpeados y hechos mierda psicológicamente.

Nunca me hubiera imaginado que ser homosexual fuera tan difícil, nunca me hubiera imaginado que mostrar el amor en público fuera un delito o un pecado frente a estos animales, frente a todo el mundo.

Era peor que estar en una película de terror.

Los homosexuales estaban en peligro, los homosexuales tenían miedo...

Y a mí me estaba entrando ese miedo.

El miedo de siquiera pensar e imaginar la idea loca de que a mí me gustaran las chicas.

O quizá no las chicas, sino...

Solo una en específico.

María José Garzón Guzmán.

─Vamos a la enfermería, necesitan atención medica.─indiqué extendiéndoles la mano. Alejo y Mario pronto llegaron y levantaron a los chicos, los que estaban mucho más golpeados que Poché.

No tenían tantos golpes como creí, solo Juan tenía la nariz derramando sangre y una ceja reventada; y Cris tenía el labio partido junto a un moretón en el pómulo derecho.

Aunque seguramente tendrían esparcidos más moretones en todo el cuerpo.

Poché tomó mi mano dudando un poco, se impulsó y cuando quedó de pie completamente frente a mí, pude notar que igual que Cristóbal solo tenía el labio partido y el pómulo morado.

─No quiero atención médica, no la necesito, solo la necesitan ellos dos.─dijo Poché quitándose la sangre que salía de sus labios.

Y es que si algo tenía la paparazzi era que era completamente necia, terca y testaruda.

─Poché.─la llamé rodando los ojos.─No te estoy preguntando si quieres atención médica o no.─la tomé del brazo.─Vas a ir a la enfermería si o si, no hay otra opción a elegir.─ella solo suspiró observando el agarre de mi mano con su brazo.

Mario y Alejo ya se habían adelantado a la atención médica, todo estaba tenso, en silencio, solo observando nuestros movimientos.

Ignoré que probablemente todo el mundo se iba a venir en mi contra, principalmente mi mejor amigo y mejor decidí seguir el camino hacia la enfermería.

EL ARTE DE AMARTE (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora