Discreción

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POV Calle

Me separé instantáneamente de mi novia sintiendo el corazón al mil por hora.

La persona frente a nosotros tenía una cara de molestia en su rostro, cruzaba los brazos y esperaba respuestas.

Respuestas que por supuesto no iban a ser para nada buenas después de haber presenciado dicha escena de afecto como pareja entre María José y yo.

─Ho...Ho...Hola...─me costaba tanto hablar, la voz me temblaba del temor.─Mamá, no...─las palabras no salían.

Uno de mis mayores miedos había salido a la luz de una forma que no esperaba que fuera si en algún momento llegase a pasar.

Mamá se mantenía seria y mi presión comenzaba a bajar de la impresión.

─Mafer yo...─Poché tenía la voz temblorosa casi tanto como yo.─Nosotras no...─

─¿Ustedes no?─mi madre frunció más el ceño.─Más bien, ustedes si.─se giró hacia mí.─¡Necesito una explicación Daniela!─las palabras de mi madre se escuchaban muy lejos, eran casi inaudibles para mis oídos.

─Una...─intentaba preguntar.─Una...─sentía la sangre de mi cuerpo disminuir cada vez más.─¿Qué?─comenzaba a marearme y balancearme sobre mi propio eje, algo así como si estuviera ebria.

─Amor...─Poché se percató de mi estado.─¿Amor estás bien?─me tomé la cabeza, comenzaba a ver todo negro.─¡DANIELAAA!─esa fue la última palabra que mis oídos pudieron escuchar antes de no volver a escuchar nada.

En mis sueños solo existía un Calle y Poché, solo era un mundo donde podíamos ser felices las dos a nuestra manera, donde podíamos ser libres y felices.

Un mundo donde no existía aquella frase de "salir del closet" frente a los demás, donde podías ser lo que tu quisieras sin que tuviera alguna importancia relevante ante la sociedad.

Ahora mi madre lo sabía todo, sabía que Poché y yo manteníamos una relación amorosa, por supuesto que este sería mi fin.

Iba a contárselo a mi padre, a mi hermana y probablemente a todo el colegio, estaba casi segura de ello. Era algo delicado que ya no podía ocultar mínimo al nivel de mi familia.

Poco a poco mi cuerpo fue reaccionando, comencé a escuchar, a poder moverme. Abrí lentamente los ojos quejándome por la fastidiosa luz que daba justo por encima de mí.

─¡Calle!─la carita de Poché fue la primera cosa que vi tapando aquella luz fastidiosa.─Dios mío, ¿Cómo te sientes marica?─al parecer estaba acostada en algún lado.

─Mierda que dolor de cabeza tan hijoemadre.─me quejé sobando mi cabeza.─¿Dónde estoy?─intenté levantarme pero Poché me detuvo volviéndome a recostar completamente.

─Compórtate Daniela, cuida tu vocabulario.─me regañó mi madre con cara de pocos amigos.─Estamos en el hospital.─esta vez mi cuerpo se sobresaltó incorporándose a la cama, prácticamente quedé sentada con la aguja del suero recorriendo mi sangre por una mano.

─¿Por qué mierda estoy en un hospital? ¿Qué fue lo que pasó?─pregunté todavía con dolor intenso dentro de mi cerebro.

─Te desmayaste hija.─esta vez intervino mi padre.─Tu madre nos llamó mientras estábamos esperándote para terminar la sesión, no asustamos y salimos corriendo para acá.─tomó la mano libre que tenía.

Era raro tener a mi padre, a mi madre, a mi hermana y a mi novia en el mismo lugar, en esta habitación de hospital.

Pero sobre todo era raro ver realmente preocupado al ogro de Germán.

EL ARTE DE AMARTE (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora