136. Gelatina

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JESSICA HABÍA COGIDO UN TAXI PARA IR AL AEROPUERTO CON EDITH.

Casey había ido con su hermana a Filadelfia para ayudarla a instalarse ahora que empezaba la universidad. Priscilla viviría cerca de su madre en caso de necesitar de su ayuda, pero quiso ahorrarse el compartir casa con su novio y su hija. Ninguno de los hijos de Tina tenía muy buen feeling con la nueva familia de su madre, la verdad.

Edith caminaba de la mano de su madre, pero no iba pendiente de a dónde iban. Se había distraído con el dibujo de una maleta que le recordó a una de sus series favoritas, por no mencionar que le hizo gracia el carro lleno de maletas que pasó hace un rato.

―Edith, ¿has visto a papá? ―le preguntó Jessica con una sonrisa, buscando llamar su atención.

―¿Papa? ―se cuestionó la pequeña mirando a su madre, con el ceño fruncido. Miró de un lado a otro, hasta que por fin se fijó en Casey, que estaba arrodillado frente a ella a unos diez metros de distancia.

Jessica dejó marchar la manita de su hija, que parecía haberse emocionado de ver a su padre después de tres días. Se llevó las manos a la cara y se inclinó sollozando unos instantes hasta que decidió echar a correr a los brazos de Casey. Él la esperaba con los brazos extendidos, y no dudó en abrazarla y enderezarse con ella estrechada contra su pecho.

―Mi niña ―murmuró él besando su mejilla, pero permitiendo que se abrazase a su cuello como un koala.

―Ha sido adorable ―gimoteó Jessica acercándose, pasando un dedo bajo su ojo derecho porque estaba casi segura que se iba a emocionar también.

―¿Qué tal sin mí, ángel? ―sonrió Casey con ironía antes de inclinarse un segundo para besar los labios de su mujer. Jessica cogió la maleta de Casey para poder salir del aeropuerto.

―Aburrido, pero por eso hemos estado buscando compañía, ¿verdad? ―dijo esperando que Edith le diese la razón. No se movió, parecía que le fuese la vida en estar sujeta a su padre―. En fin... creo que hice mal en bajarla a la guarida ayer. Ahora quiere entrenar con Gino y Spike.

―Ah, bien ―asintió Casey con sorna, pretendiendo parecer ofendido―. Y a ti te parecía peligroso aprender a patinar ahora. ¿Has visto ese video de un niño de dos años haciendo skate?

Jessica ladeó la cabeza y le miró con insistencia. Rodó la vista con diversión.

―Hablando de patinar... Tu padre había estado hablando con un antiguo compañero de equipo, y creo que mencionaron algo de evaluarte.

―¿Qué? ―se cuestionó Casey deteniéndose en seco.

―Sí. Al parecer ahora busca a los que serán los nuevos profesionales, y tu padre te debió de poner por las nubes. Sin presiones.

―Jess, ¿me lo estás diciendo en serio? ―preguntó realmente confundido, sin poder creérselo.

―Es tu sueño, ¿no? No te vacilaría con eso ―respondió ella negando con la cabeza―. Entonces... pásate por la pista de hielo más a menudo, porque lo de ser cazarrecompensas no lo veo.

―Por eso no te preocupes, me bajé de la nube tan pronto como Arlet me contó alguna historia de su tío. Pero, ¿de verdad crees que debería? ―preguntó de nuevo.

―No, no me pongas en esa situación ―se quejó Jessica mirándole―. No quiero ser de esas mujeres por las que su hombre renuncia algo, nos apañamos perfectamente. Además, ¿crees que Edith no estaría orgullosísima de su padre la superestrella?

tmnt2012, al caer la noche (ES) [acabada y editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora