45. Episodios varios II

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Qué emoción... un nuevo mutante en la ciudad... Cómo si no hubiera suficientes. Y no sólo eso, también sale en las noticias.

Qué bonita escena esa en la que los chicos ―aparentemente enfermos― veían la espalda de Michelangelo en la televisión, intentando ser identificada por la reportera.

Arlet y Naiara estaban sentadas detrás de sus novios y, al igual que April, apretaron los dientes con incomodidad cuando Splinter les echó la bronca acerca de su capacidad de discreción. Cualquiera haría eso si fuera presente de cómo a un amigo le están echando la bronca, ¿no?

Peor aún cuando les castigó. En principio sólo se quedarían en la guarida, pero luego Mikey reptó inocentemente hasta la televisión. Era de esperar, el castigo fue en aumento, nada de tele, y...

―Arlet, Naiara ―las llamó la rata antes de entrar en el dojo­―. Si no os importa, el castigo incluye novias.

Las chicas miraron con lástima a su respectiva pareja y luego entre ellas. Se levantaron y se encaminaron con desgana a la superficie, siendo seguidas con la vista por los decepcionados mutantes.

―Ja, ja... El castigo es peor para vosotros ―canturreó Mikey señalando a sus hermanos mayores, una vez Splinter y las chicas desaparecieron de la sala. Recibió miradas asesinas por parte de ambos, Donnie y April en cambio, compartieron una mirada y rodaron la vista.

―Y peor que se va a volver para ti ―le amenazó Raphael haciendo sonar sus nudillos.

*

Al menos el tipo ese resultó ser bueno y sacar a las tortugas de la atención de la prensa. Splinter les levantó el castigo, pero tampoco salieron impunes.

* * *

Arlet llegaba a la guarida como una tarde cualquiera, para pasar el rato con los chicos o aún mejor, con su novio. Al entrar, el hogar de las tortugas parecía estar más oscuro de lo normal e invadido por un silencio sepulcral, pero nada de esto le llamó la atención a la morena.

Bajaba las escaleras echando un último vistazo a su teléfono antes de guardarlo en el bolsillo trasero de su pantalón; en cuanto levantó la cabeza, Raphael estaba de pie frente a ella.

―Ay ―dijo frenando en seco, llevándose una mano al pecho―. Qué susto me has dado ―admitió con una sonrisa.

―Te estaba esperando, nena ―respondió él con una sonrisa irónica―. Ven, quiero enseñarte algo ―añadió colocando una mano en su cadera, dirigiéndola a la salida e integrándola en uno de los numerosos túneles de las alcantarillas.

A Arlet no le dio por pensar que la situación era un poco sospechosa, ¿a dónde la llevaba? ¿Por qué? ¿Y por qué actuaba tan... apagado?

Al llegar a una 'habitación' con un desagüe ―según le dijo Mikey una vez, por la que desaparecieron una especie de ardillas mutantes―, Arlet frunció el ceño y miró a la tortuga, que se había quedado detrás de ella con la mirada perdida en el suelo. Raphael caminaba cauto bajo los curiosos e interrogantes ojos de la morena, con los brazos tras el caparazón. Se acercó a ella sin dejar de mirar al suelo.

Ahora es cuando Arlet empezaba a encontrarlo todo un poco extraño. ¿A qué venía tanto misterio? ¿Qué es lo que se supone que quiere que vea?

'No lo hagas, no lo hagas, no lo hagas...' decía una voz en la cabeza de la tortuga, la suya de hecho, pero había otra que le decía lo contrario y... era la que controlaba sus movimientos:

tmnt2012, al caer la noche (ES) [acabada y editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora