72. Just Dance

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CON EL PASO DE LOS DÍAS, KIMANI NOTÓ QUE LAS MIRADITAS RECAÍAN SOBRE ELLA Y DONATELLO, cosa que la incomodaba bastante. Aún no se sentía preparada como para decirle al genio lo que sentía por él, y temía que si se enteraba por un tercero, recibiese una respuesta negativa a una pregunta que ni siquiera había formulado.

Es por eso que dejó de bajar a la guarida con alguna excusa barata. No porque no quisiera, evidentemente estaba deseando bajar a ver al chico por el que estaba colada y pasar el rato con él y el resto de sus amigos, pero le daba demasiada vergüenza mantenerse firme y pretender que no ocurría nada.

Al menos una de sus excusas estrella se convirtió en realidad. Pidió más días y alargó su turno en el Starbucks del centro comercial ya que era verano y no tenía que estudiar ni nada, por lo que le dejó de temblar la voz al decirlo. Claro que, el que estuviese ocupada no evitó que Mikey intentase llamarla de vez en cuando.

Kimani estaba terminando de apuntar el nombre de una pareja en los vasos tras tomarles el pedido cuando su teléfono comenzó a vibrar. Menos mal que ella no era quien se encargaba de servir las bebidas en sí, el respingo que dio le hubiera costado un baño de fresa y nata.

Resopló con rabia cuando cogió el móvil y vio de quien se trataba. Ocultó la pantalla en su pecho en lo que le hacía una señal a uno de sus compañeros para excusarse y abandonar su puesto.

―Mikey, estoy trabajando ―se quejó llevándose el móvil a la oreja, deteniéndose tras el puesto, oculta de los posibles clientes para que no le diesen la tabarra por no estar atendiéndolos―. No puedes llamarme cuando te apetezca.

Hace tiempo que no bajas, ¿por qué? Kim, me aburro ―gimoteó su amigo al otro lado de la línea. Kimani rodó la vista sintiéndose incómoda, como si estuviera teniendo que soportar la rabieta de un bebé delante de un montón de personas―. ¿Por qué no bajas esta tarde?

―No puedo.

Venga... Raph y Leo van a ver a las chicas, April tiene que ayudar a su padre con algo y Donnie está encerrado en el laboratorio... Hasta Gatito Helado y Chompy prefieren echarse una siesta antes que jugar conmigo. De Casey no sé nada ―añadió.

―Pues llámale a él, a ver qué te dice. Podéis echar una carrera por las alcantarillas como el roller derby que me contaste, ese que os obligó a correr el Cara de Trucha.

Cara Pez ―corrigió momentáneamente―. Prefiero bailar contigo. ¿Y si bajas tus juegos del Just Dance? Casey nos regaló su PS3 ―pidió. Kimani se mantuvo en silencio ladeando la cabeza, castigándole por su insistencia―. ¿Todo esto es porque sigues enamorada de Donnie? ―preguntó de repente. Kim suspiró y agachó la vista, pensando en la respuesta. Le avergonzaba admitir que la misma razón por la que quería bajar a ver a los chicos fuese la misma que puso distancia entre ellos.

―¿Qué? ―escuchó una voz más lejana a la de Mikey y, por un instante rezó por que fuera alguien de su alrededor y no del de Mikey. Contuvo el aliento porque sabía perfectamente lo que había pasado y no estaba preparada para ello.

―¡Oh! ¡E-ey! ―se sobre saltó la tortuga de naranja.

―Mikey... Dime que no está ahí, contigo ―dijo habiéndose puesto totalmente recta, cerrando los ojos y apretando los labios porque se temía la respuesta. Las comisuras de sus labios temblaban porque no sabía si reír o llorar.

Eh... ―la tortuga se rió de una forma nerviosa.

Mikey, ¿es en serio? ―escuchó Kim la voz de Donnie, pero no sabría decir si estaba enfadado o simplemente sorprendido. Antes de darle a nadie la oportunidad de decir nada más por teléfono, colgó y apagó su móvil.

tmnt2012, al caer la noche (ES) [acabada y editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora