35. A salvo

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Al día siguiente Arlet continuaba un poco decepcionada porque pese a la charla que tuvo con Raphael la noche anterior, después de entrenar, se fue al baño para sentarse junto a su hermano.

Por lo menos ahora sabía cómo se sentía ella y, lo tendría más en cuenta. No quería perder a su novia también. La cucaracha gigante había descendido al Top #2 de sus peores pesadillas. La idea de perderla, de esa forma, era sencillamente escalofriante.

Por la tarde, Arlet estaba ayudando a Casey con la furgoneta y Naiara se sentaba junto a Donnie para hacer uno de sus mejunjes caseros bajo la curiosa y atenta mirada de Mikey. Poco duró, porque una vez más, Donnie y Casey comenzaron a intercambiar insultos. Al principio bromeaban, pero poco a poco iban siendo más serios.

Naiara y Mikey se miraban con exasperación e incomodidad, pero ella trató de ignorarlo y continuar a lo suyo. Cuando la rubia pensó que tendría que decir algo porque no pensaba que aguantaría mucho más, Arlet se le adelantó tirando al suelo la llave inglesa, provocando un gran estruendo.

―¿¡Qué tenéis, cinco años...!? No tengo porqué aguantar esto ―murmuró levantándose y saliendo del granero―. ¿Venís? ―preguntó en la entrada, refiriéndose a Mikey y Naiara.

―Emm... Sí, ya he terminado. Vamos, Mikey ―respondió ella levantándose de su silla.

Donatello y Casey les miraron con el ceño fruncido mientras desaparecían de su vista; después intercambiaron una mirada y se encogieron de hombros antes de volver cada uno a la tarea que le ocupaba.

Guardaron silencio el resto de la tarde.

* * *

Caminando por el bosque, las chicas y Mikey llegaron a la orilla de un lago. Ellas se descalzaron y continuaron su paseo sintiendo la húmeda arena. Claro, que no podían estar así mucho tiempo, seguía siendo invierno y sus dedos del pie podían entumecerse enseguida.

―...Me caen muy bien, pero cuando se ponen así no los soporto ―añadió la morena continuando el tema que los había llevado hasta ahí. Mikey se situó entre las chicas rodeándolas con los brazos.

―No se lo tengas en cuenta, la cosa sigue muy tensa. Esta mañana han vuelto a llevar el entrenamiento a otro nivel...

―¿Otra vez? ―se quejó Naiara llevándose una mano a la cara.

Pasearon un rato más hasta que, ya anocheciendo, Michelangelo recordó que su nueva serie favorita iba a empezar. Las chicas le excusaron sonriendo por el entusiasmo que desprendía. Era realmente sorprendente el poder que la tortuga tenía sobre las emociones de la gente de su alrededor.

Pensándolo bien, a Arlet no le sorprendía que cuando Raphael le estaba persiguiendo, la buscase a ella para que le protegiese. Sabía que estando junto a ella, estaba libre de golpes, porque habiendo pasado antes por una depresión, apreciaba mucho más su actitud ―aunque él no lo supiera― y no le importaba defenderle. Pero no le gustaba del todo tener que portarse como una madre.

Bueno, vale... Aquella vez que le abrazó y le dio un beso en la mejilla para 'consolarle' delante de Raph para ver cómo reaccionaba, fue bastante divertido. Al menos para ella. En cuanto Mikey vio la mirada de su hermano, no se sentía capaz de separarse de su protectora.

Cuando la tortuga se fue dejándolas solas, Arlet empezó a vacilar dando un paso adelante y atrás con una sonrisa, esperando que Naiara comentase algo de cierto interés sobre una tortuga en concreto. Pensaba en lo que la oyó decir la noche anterior a través de la puerta del baño, pero no sabía cómo dejarlo caer.

―¿En qué piensas? ―Arlet salió de sus pensamientos con una sacudida de cabeza y borrando la sonrisa―. Pareces más animada. ¿Hablaste con Raph?

tmnt2012, al caer la noche (ES) [acabada y editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora