37. Episodios varios

282 27 3
                                    

Con el paso del tiempo, Arlet y Naiara iban descubriendo lo que en realidad suponía salir con mutantes ―dejando al margen que Arlet ya había experimentado un par de ataques―.

Para empezar, Michelangelo y Donatello se trajeron a casa al Pie Grande, lo cual no fue muy alarmante para los habitantes de la granja. Simplemente fue... chocante... ¿Quién diría que se encontrarían con una criatura mitológica? No formaba parte de ninguna de las criaturas creadas por el mutágeno.

El lado bueno es que resultó ser amistosa... pero la convivencia con ella era complicada. Menos mal que se fue al cabo de un par de días y, sin haber sido cazada por El Dedo.

Arlet y Naiara tardaron un tiempo en procesar que habían estado viviendo con el Sasquatch.

Arlet trató de mantener las distancias desde un principio, y no se sentía orgullosa de admitir que estaba con Leo y Casey cuando... gastando un par de bromas... la ofendieron y provocaron que saliese corriendo.

En cambio Naiara, estuvo junto a April intentando mantener una actitud cordial.

*

Donatello estaba confuso por lo de April. Sí, le había besado, pero también es cierto que un par de días antes prácticamente había salido corriendo cuando le dio la caja de música.

Empezaba a pensar que April sólo le quería como amigo, y que ese beso fue un acto para intentar mantener su ánimo intacto. No funcionó, lo único que consiguió fue hacer que la tortuga tuviese más dudas y miedo al rechazo.

Por otro lado, pensaba en sus hermanos mayores. Ellos tenían novia, y seguían siendo tortugas.

No pierdas la esperanza Donnie, no pierdas la esperanza. Si no es April, será otra...

*

Tras uno de los paseos matutinos de Leo y Naiara, ella se asomó por la puerta del salón para preguntarle una cosa a Arlet, que estaba sentada en el sofá acurrucada junto a Raph con un libro. La tortuga continuaba con el videojuego.

—Oye, Arlet. ¿Me acompañas mañana al pueblo? Se me han acabado las pastillas.

—¿Quieres que conduzca, verdad? —sugirió arqueando una ceja por encima del libro. La rubia se sonrojó ligeramente al notar cómo Leo la miraba con una expresión interrogante. Pero Arlet volvió a hablar—. Sí, te acompaño.

—Gracias —murmuró cogiendo la mano de su novio, saliendo de la escena en dirección a la cocina.

—¿Es que ya no conduces? —preguntó él por lo bajo al haberse dado cuenta de que la situación la avergonzaba.

—Desde el accidente... una vez. Pero sólo porque a Arlet le estaba dando un ataque de ansiedad.

—¿Te da miedo?

—N-no me da miedo... —se defendió intentando aparentar serenidad—. Pero... sí que le he cogido cierto respeto a la carretera —murmuró apoyándose a la encimera. Leonardo se situó junto a ella.

—Naiara, estabais en medio de una invasión. No lo compares con un día cualquiera haciendo recados —hizo una pausa mirándola, comprendiendo su inquietud—. Tranquilízate, no pasará nada.

Cuando la parejita desapareció por el pasillo, Raphael puso el mando de la consola a un lado y se giró para mirar a su novia con una sonrisa seductora. Arlet seguía inmersa en su libro, pero no tardó mucho en notar que estaba siendo observada. Le echó un vistazo rápido con confusión y volvió al libro.

—¿A qué viene esa sonrisilla? —preguntó indiferente.

—A que mi preciosa novia va a comprar algo con lo que divertirnos... —respondió rodeándola con un brazo.

tmnt2012, al caer la noche (ES) [acabada y editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora