82. Es seguro

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⚠️ADVERTENCIA⚠️
CONTENIDO SEXUAL

EN CASO DE NO QUERER LEERLO, EVITE LA NARRACIÓN COMPRENDIDA ENTRE LOS TRIÁNGULOS ROJOS

MICHELANGELO ESTABA EN EL SUELO DEL SALÓN VIENDO LA TELEVISIÓN y fingiendo no estar pendiente de la parejita que estaba sentada tras él. En ocasiones le resultaba difícil no volverse para echar un vistazo, quería acercarse más a Arlet y pasar el rato con ella.

Sí, recordaba lo que les dijo Raphael la noche antes, pero no le parecía ni tan gruñona ni tan triste como les había sugerido. De todas formas, se estaba conteniendo, por muy mal que lo estuviera disimulando.

Raphael estaba sentado en una esquina del sofá con una pierna flexionada leyendo una de sus revistas; Arlet estaba recostada sobre su caparazón acariciando ocasionalmente a Chompy, que parecía no coger una postura agradable en lo alto de su vientre. A veces hasta daba toques con una pata para asegurarse de dónde se encontraba el bebé.

Cuando por fin se acurrucó, Arlet soltó aire por la nariz conteniendo una risa.

—¿Qué? —preguntó Raphael ladeando la cabeza, apartando la revista. Ella echó un rápido vistazo hacia atrás, suficiente como para verle por el rabillo del ojo.

—Me estaba acordando de cuando me presentaste a Chompy —murmuró colocando una mano sobre el caparazón del alien para evitar que se deslice por su sudadera—. Es tu nueva mamá, pequeño —dijo repitiendo las palabras que usó Raphael.

Chompy se sacudió con los ojos ya cerrados, lo que Arlet entendió como que quería que le quitase la mano de encima para dormir más a gusto. Las dejó casi sobre su ombligo, entrelazando los dedos.

—Ya... —suspiró él rascándose la nuca con una sonrisa incómoda a la vez que enternecida por el recuerdo.

—Vale, esa ha sido fuerte —murmuró Arlet conteniendo el aire, apoyando la cabeza en el pecho de Raphael, quien le miró con una ceja arqueada.

—¿Te ha dado una patada? —preguntó. Ella asintió apretando los labios; tomó su mano y le indicó donde estaba notando el movimiento del bebé—. ¿Se supone que esto es fuerte? —le dijo con una sonrisa irónica.

—Eh, son mis riñones lo que está pateando.

—Cierto, perdona... —dijo antes de besar lo alto de su cabeza y palpar con cierto ritmo el vientre—. ¿Y tu espalda qué tal?

—Ahora estoy cómoda, así que bien —respondió encogiéndose de hombros.

Raphael contuvo una risa, prefirió ignorar el hecho de que se había convertido en la almohada de su novia para lo que le quedaba de embarazo. Una parte de él esperaba que su dolor de espalda no fuese sólo por la postura; en el sofá no se estaba mal, pero como Arlet pretendiese dormir así lo llevaba claro.

Apoyó la mejilla en la cabeza de Arlet ya que no llegaba al hombro desde la posición en la que estaba, entonces se fijó en su hermano pequeño. Se notaba que se esforzaba por no volverse, lo podía ver en sus balanceos nerviosos y que no parecía mantener la vista en la televisión.

Raphael se inclinó lo suficiente para entrar en el campo de visión de Arlet e indicarle con la cabeza que se fijase en Michelangelo. El pobre no podía resultar más obvio. Arlet compartió una mirada con Raphael frunciendo una ceja.

—Mikey, si quieres sentir al bebé, sólo pídelo —le dijo rodando la vista con diversión.

—¿Puedo? —se cuestionó volviéndose con una sonrisa esperanzada y un nuevo brillo en los ojos. Arlet alzó las cejas y asintió.

tmnt2012, al caer la noche (ES) [acabada y editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora