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APRIL HABÍA AVANZADO BASTANTE CON SU BÚSQUEDA DE LAS ACTIVIDADES MAFIOSAS EN NUEVA YORK. Pero se había visto obligada a buscar colaboración con la policía.

Matthew desconfiaba bastante de las miradas que recibían en la comisaría mientras esperaban para hablar con los superiores. Estaba seguro de que sólo los utilizarían para recabar la información que necesitaban y pasar a la acción ellos mismos.

Al final llegaron a un acuerdo, pero sólo porque April se encargó de ello. Siempre y cuando recopilasen las pruebas convenientes, el cuerpo de policía les echaría una mano en cuanto a los dispositivos de espionaje. Como los permisos para colarse en una casa o un coche para colocar un micro y escuchar sus conversaciones privadas.

En ese caso, April podía haberle pedido ayuda a Donatello, pero no tenía manera de explicarle a Matthew cómo se las había apañado para conseguir los permisos o qué pruebas había presentado a la policía. Además, era un reportaje, no les convenía que sus fuentes no fuesen legales en absoluto.

Trabajaron durante un par de meses, lo que resultaba frustrante porque todo estaba ocurriendo muy lento.

Eso sí, recabaron la suficiente información como para que sus colaboradores empezasen a recibir amenazas. Muchos abandonaron, no querían que sus familias sufriesen las consecuencias de su trabajo o curiosidad.

Pero April tuvo una idea para apaciguar sus miedos.

Las tortugas habían dado comienzo a su trabajo en la compañía en septiembre, pero como no tenían ninguna referencia, les estaba costando hacerse un hueco en el mundo laboral. Era normal, el nombre de su compañía era Hamato, pero la cadena de compañías que Karai tenía en mente, eran del Clan del Pie. En Nueva York ―y más lugares― la gente seguía temiendo a ese Clan.

La cuestión es que las mujeres y los hijos de algunos policías fueron instalados en la compañía para protegerlos de la mafia. Una suerte que Karai pudiese haberles mandado otro par de grupos de ninjas, después de todo, seguían sin poder mostrarse ante los humanos.

Hasta Kirby se instaló en la compañía por si acaso.

Las tortugas fueron a la sala de reuniones para hablar con Logan, pero Nochebuena se acercaba y preferían estar en familia.

Cuando llegaron, vieron que Logan estaba junto a la ventana fumando, como otras muchas veces, pero esta vez la acompañaba Shinigami. Mantenían una conversación con una sonrisa, de vez en cuando soltando risillas y dándose un empujón juguetón.

―Hola, chicos ―sonrió Shinigami con ironía al notar la presencia de las tortugas. Le robó un momento el cigarro a su amiga para echar una calada―. ¿Mucho curro?

Logan cogió de vuelta su cigarro con una sonrisa ladeada antes de que las tortugas contestasen.

―Supongo que lo normal. No es que hayamos recibido muchos más huéspedes ―suspiró Leonardo―. ¿Qué tal todo en Japón?

―Más constante, pero tranquilo creo. Seguimos teniendo más huéspedes, más personal y menos impedimentos ―sonrió ladeando la cabeza con una sonrisilla burlona.

―¿Tú también trabajas en la compañía, Shini? ―se interesó Donatello después de tomar asiento.

―Sólo como detective y mercenaria interna.

―Atrapar a un tío para meterle en un arcón y mandarle por correo, no es el oficio de un mercenario ―se burló Logan, justo antes de echar su aliento ahumado por la ventana.

―Mis métodos de tortura consisten en jugar ―se defendió la bruja con una sonrisilla traviesa―. Y no viendo cómo se deshacen por dentro.

―Entonces no quieres probar mi té, ¿verdad? ―respondió Logan con un divertido puchero.

tmnt2012, al caer la noche (ES) [acabada y editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora