129. Mala planificación

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APRIL NO TARDÓ EN QUERER INFORMAR A LAS TORTUGAS DE LO QUE HABÍA DESCUBIERTO.

Lo primero que hizo fue ir corriendo a su casa para cambiarse y no tener que aparecer en la oficina con el chándal de Matthew, pero se aseguró de que los chicos estuvieran pendientes de una hora concreta para efectuar una reunión informativa.

Claro que, no quisieron llamar a Leonardo. No les parecía bien fastidiarle la Luna de Miel tan pronto. Esperarían a estar seguros de la información que April iba a intentar recopilar a lo largo del día, como mínimo querían tener una idea de qué hacer.

April no pudo librarse de las sonrisillas de Matthew. Cada vez que le daba por alzar la cabeza, ahí estaba, mirándola de reojo y seguramente riéndose de cómo estaba la noche anterior, hablando de alienígenas y conspiraciones.

Lo que no se esperaba es que se acercase cuando la gente se fue a tomar un descanso con un café.

―¿Te has cansado de reírte de mí en la distancia, que ahora vienes a hacerlo en mi cara? ―suspiró ella rodando la vista, sin mirarle realmente.

―En realidad he estado pensando... y me interesa mucho lo de la base esa del desierto. ¿De qué decías que iba eso del TRC?

April iba a responder, pero se detuvo al pensar que quizá no debería decirle demasiado tan a la ligera. Por otro lado, algo le decía que podía confiar en él.

―TCRI ―corrigió―. Antes creía que sólo les interesaba operar desde Nueva York, pero lo cierto es que tiene sentido que se buscasen un plan B. ¿Qué estarán haciendo? ―se cuestionó dirigiendo la atención a la pantalla, frotándose el mentón con el dedo índice.

―Ponme un poco al día. ¿Qué se supone que hacían aquí? ―dijo Matthew cruzando los brazos y apoyándose en una esquina del escritorio en la que no podría arrugar o tirar nada.

―Sinceramente... creo que tendría que hablarlo con... mis compañeros ―murmuró ladeando la cabeza con incomodidad―. Era un caso estrictamente confidencial.

―Vale... ―asintió él lentamente―. Eso me ha dolido.

―Escucha ―dijo April levantándose para tratar de quedar a su altura, lo cual era un poco complicado puesto que era bastante más alto que ella―. Intentaré no dejarte al margen, pero necesito que me autoricen a contártelo. Me gustó trabajar contigo en el caso de las mafias, y me fío de ti.

―Vaya... ―suspiró Matthew con una sonrisilla―. Cómo le has dado la vuelta a la tortilla, O'Neil. Y yo que creía que no te caía bien.

La pelirroja se mordió el interior de los labios por el comentario, sintiendo cómo empezaba a sonrojarse.

―No es que me caigas mal ―intentó defenderse―. Es que no soporto que todo el mundo ande detrás de ti como si fueras de la realeza o algo. Además, anoche parecía que el reportaje lo hubieras hecho tú solo.

―O sea, que estás celosa ―dijo asintiendo, sin perder la sonrisilla―. En serio, no necesito que nadie me dé palmaditas en la espalda, ni quiero que me adulen por gilipolleces. Lo único que quiero es no morirme del asco en estas oficinas. Y yo he vivido unos años en Australia, me gustaría volver si es que te permiten decirme algo. No vaya a ser que te pierdas en el desierto ―continuó alejándose.

April suspiró viendo cómo Matthew doblaba la esquina, sabiendo que no estaría nada mal que la acompañase cuando se trataba de un lugar en el que él ya había estado.

―Buen argumento, Harris ―murmuró para sí.

*

Ni que decir tiene que trató de buscarse sus propios argumentos para intentar convencer a Alfil de poder confiar en Matthew. Eso sí, perdió bastante credibilidad cuando durante la reunión, Michelangelo la preguntó si es que le gustaba.

tmnt2012, al caer la noche (ES) [acabada y editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora