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AL CAER LA NOCHE, CAPÍTULO 2
GRANDE Y CON MAYÚSCULAS

RAPHAEL NO HABÍA SIDO CAPAZ DE OLVIDARSE DE LA CHICA DE LA OTRA NOCHE.

Y menos aún desde que la vio en la misma calle en la que intentaron atracarla. Se detuvo en la azotea del edificio de al lado para observarla, esperando que no pareciese muy raro.

Por suerte para él, estaba patrullando solo de nuevo, así que no estaban sus hermanos para compararle con Donatello cuando vio a April por primera vez.

Pff... Ni que fuera tan idiota. Que tenga curiosidad no significa que esté enamorado, refunfuñaba sin parar, como si realmente les estuviese dando explicaciones.

La chica salía de la pequeña escuela de música a la que debía de asistir, solo que esta vez no llevaba la guitarra ni la mochila. De hecho, tampoco llevaba el gorro, sólo el abrigo y la bufanda, y esa noche sí que llevaba la cara al descubierto y permitía a su melena descender por la espalda.

Al sujetar Arlet la puerta con el hombro derecho para que no se cerrase de golpe, Raphael se fijó en que llevaba un pequeño papel blanco entre los labios. Papel que guardó en la funda verde de su teléfono en cuanto echó a andar calle arriba y antes de ponerse los auriculares.

La hora no distaba mucho de la de la otra noche. Estaba oscureciendo rápido, como cada invierno, y a Raphael le preocupaba que la chica se estuviese dirigiendo hacia el mismo lugar en el que la atacaron.

Es decir, no llevaba gran cosa, por lo que él sabía sólo el móvil; pero eso no significaba que Fong no fuese a tomar represalias si es que la volvía a ver.

No serán muy inteligentes, y como ladrones y rivales dejaban mucho que desear, pero había que reconocerles que cuando se trataba de rencor, los Dragones Púrpura no se quedaban atrás. Por otro lado, también sabían buscar víctimas débiles...

No tuvo más opción que seguirla. Si encima iba escuchando música, era una presa fácil, más aún si apenas había gente en las calles a esas horas.

Le estaba dando hasta rabia la imprudencia de la joven. Parecía que estuviese tentando a la suerte.

Arlet caminaba total y absolutamente perdida en sus pensamientos siguiendo el ritmo de Imagine Dragons, tal como su descubrimiento semanal de Spotify le había sugerido. No era una banda que escuchase demasiado, pero conocía sus letras más destacas y le gustaban, por lo que se veía en disposición de tararear despreocupadamente de camino a casa.

Y tan despreocupada que iba. Ni siquiera se percató de que estaba pasando por el mismo lugar en el que el flacucho del dragón tatuado le robó su bien más preciado. Quizás por eso mismo la pequeña brecha que aún había en su sien en-proceso-de-curación y peligrosamente cerca del ojo, empezó a palpitar.

Lo dejó pasar pensando que debería a que llevaba la música al volumen máximo, pero no por eso iba a bajarla.

Desde el interior del callejón, Fong reconoció la chica tan pronto como la vio pasar y, de hecho, tenía intención de seguirla pese a que únicamente podría llevarse su teléfono. Sería un pequeño premio de compensación después de que la tortuga fuese a recuperar la guitarra.

Claro, dio por hecho que se la habría devuelto a la chica.

Hablando de la tortuga... Él sí que se dio cuenta de la presencia de Fong, y en cuanto le vio dar tres pasos para salir del callejón, tuvo que saltar tras él y noquearle.

Raphael no sabía por qué estaba tan centrado en la seguridad de esa chica, pero le llenaba de orgullo ver a Fong en el suelo sin saber qué le golpeó. Sonrió con diversión y se asomó a la calle para ver a la chica alejándose, a salvo, y gracias a él.

tmnt2012, al caer la noche (ES) [acabada y editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora