93. Cotillas

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LO CIERTO ES QUE SPLINTER ESTABA ENCANTADO DE TENER AL NIÑO EN EL DOJO. Solía estar pendiente cuando el bebé dormía y él meditaba o practicaba por su cuenta

Sabía que Raphael y Arlet se estresaban con facilidad cuando Gino lloraba y no sabían por qué, aunque el que tuvieran diecinueve años era un factor importante a tener en cuenta. Como adolescentes que aún eran, necesitaban alejarse un poco de las responsabilidades que suponía tener un hijo aunque, lo estaban haciendo bastante bien.

La mayor parte del tiempo libre de la pareja la empleaban en una larga siesta. Estaban más tranquilos sabiendo que no tenían que estar pendientes que al pie de la cama de la tortuga había una cuna con otra tortuga más pequeña.

También trataban de que Danger se familiarizase un poco con el entorno de la guarida y puede que forzar una amistad con Chompy y el Gatito-Helado.

Con Chompy resultó bien, al menos la segunda vez. La primera se resumió con un par de bocados en el —afortunadamente— durísimo caparazón del alien y, una nariz churruscada para el can. Arlet tuvo que llevarle al veterinario diciendo que se lo hizo con la barbacoa.

Fue un susto, pero lo más sorprendente es que después de eso se llevasen como íntimos amigos. Chompy solía subirse al lomo o la cabeza del perro para que le diese una vuelta o incluso dormir la siesta juntos.

Con Gatito-Helado no resultó tan fácil, de hecho, no acaba de tragarle. Cada vez que oía maullar había que cogerle de la correa para evitar que le buscase. El lado bueno es que como estaba hecho de helado, no era un rastro fácil de seguir. Resultaba confuso.

Splinter recibió la visita del perro más de una vez, en alguna ocasión junto con Chompy. No le sorprendía demasiado porque en fin, les oía llegar, sería más complicado pillar a la rata desprevenida.

Danger solía dar tiempo a Chompy para que se deslizase por la cunita portátil de Gino y que se acurrucase a su lado antes de echarse en el suelo junto a ellos, como buen perro guardián. Hubo veces en las que Splinter tenía a Gino entre sábanas y cojines, por lo que no era raro que Danger intentase acercarse cuanto más a la cuna. Se nota que le daba envidia que Chompy pudiese dormir ahí dentro y él no.

Aprovechando la ayuda de la familia, Arlet intentó volver a trabajar, pero no quisieron renovarle el contrato en la tienda de ropa. De todas formas, cuando llegó a la guarida echando humo y maldiciendo a su ex-jefe, Raphael tuvo una larga charla con ella al respecto.

Era pronto para empezar a trabajar otra vez, y no podía continuar con el grado habiéndose perdido un semestre ya. Además, estaba con la lactancia y no resultaría muy cómodo —si acaso bochornoso siendo como era ella— el tomarse un descanso para ir sacando reservas.

Arlet suspiró resignada teniendo que darle la razón. No trabajaría hasta que Gino tuviera unos nueve meses, o que se le acabase el periodo de lactancia. Lo que ocurra antes. Bueno, quería acabar ese grado, así que tan pronto como llegase septiembre otra vez se apuntaría para ese último curso.

*

Skylar se movía entre una marea de gente ajetreada que bajaba de un avión para irse corriendo a coger otro que les llevase con sus familias. Había perdido la cuenta de las veces en las que se había quejado por algún idiota que pasaba sin mirar empujándola o tirando su maleta al suelo.

No le costó encontrar la salida, aunque hubiera resultado mucho más fácil si fuera más alta.

Llevaba el abrigo en la mano izquierda mientras tiraba de su maleta con la derecha y, se arrepintió de no habérselo puesto al salir a la calle. Nueva York era un lugar bastante más frío que Los Angeles, y no pudo evitar quedarse mirando al cielo cuando notó que estaban cayendo pequeños copos de nieve.

tmnt2012, al caer la noche (ES) [acabada y editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora