39. Ciudad fantasma

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Donnie, Mikey, las chicas y Splinter estaban limpiando un poco su hogar provisional mientras Leo, Raph y Casey veían si podían colarse en la guarida para coger algo. Mientras, Splinter quiso aprovechar también para conocer mejor a Naiara. La primera impresión le dio buenas vibraciones, pero quería saber más de ella.

Cuando los hermanos mayores y Casey llegaron por fin, repartieron algunas de las cosas que habían traído con ellos. Algunos de los artilugios de Donnie, la televisión para Mikey y la foto de la familia de Splinter.

Raphael se acercó a Arlet con una sonrisilla tierna, sosteniendo aún su caja.

―Ten nena, tu cuaderno secreto ―dijo entregándole el cuaderno con un portaminas enganchado a la tapa―. Para que no te aburras.

Arlet sonrió complacida intentando ocultar un leve sonrojo, y le dio un beso en la mejilla.

Cuando Leonardo se acercó para entregarle la fotografía a su padre, vio que estaba charlando con Naiara, ambos sentados en el sofá. En ese momento no había sido capaz de distinguir lo que estaban diciendo, pero sí que se fijó en que ambos sonreían mientras conversaban.

La tortuga se acercó intentando ocultar una sonrisa vergonzosa y se situó delante de ellos esperando que no estuvieran hablando de algo muy importante como para haberles interrumpido. Le extendió la fotografía a su padre en el momento en el que dos pares de ojos recayeron sobre él.

―Eres un buen hijo, Leonardo ―dijo la rata visiblemente agradecida por el gesto. Naiara se inclinó levemente para poder ver la foto, cosa que Splinter le facilitó una vez se dio cuenta.

Iban a retomar la conversación, ya que Splinter le estaba contando cosas acerca de él y su pasado también, pero Mikey se asomó por la puerta de la cocina gritando el nombre de la rubia:

―¡Naiara! ¡Naiara! ―dijo saltando el sofá, quedando sentado entre ella y Splinter con unos cuantos garabatos entre las manos―. ¡Mira qué dibujos he hecho para decorar nuestro nuevo hogar! ―exclamó totalmente emocionado. La chica suspiró resignada por no haber podido continuar con la conversación, pero ahí todos entendían lo exaltado que era Michelangelo.

Hogar...

Esa palabra sonaba vacía en los desarrollados oídos de la rata, y más aún ahora que tenía la fotografía para recordarle que su hija seguía desaparecida.

Al oír eso, no faltó tiempo para que sus hijos decidiesen salir en su búsqueda. Claro que, Leonardo se vio en la obligación de decepcionar a April y Casey, que se estaban equipando para salir con ellos.

Sólo ninjas ―sentenció el líder antes de desaparecer junto con sus hermanos. April estaba verdaderamente decepcionada, pero Casey... él estaba indignado.

* * *

Pasado un rato, mientras April se había unido a la retomada conversación de Splinter y Naiara, Casey dejaba pasar los minutos lanzando una pelota contra la pared. Arlet supuestamente estaba en la cocina, dibujando. Supuestamente... Porque no tardó en aburrirse y se asomó por la puerta para ver el panorama.

Arlet consiguió de alguna manera llamar la atención de Casey y, con un rápido movimiento de ojos, le indicó que la acompañase a la cocina. El chico se tomó su tiempo para seguirla ya que no parecía que Arlet quisiese dar el cante.

―¿Qué? ―preguntó en un susurro acercándose a ella. Agachando la cabeza para quedar a su altura.

―¿Quieres una misión...? ―sugirió ella ladeando la cabeza. Casey se incorporó dedicándole una mirada de desconfianza por el comentario, pero esa cara... parecía que iba en serio. Esto captó toda su atención y curiosidad. Se volvió a inclinar levemente, cruzándose de brazos.

tmnt2012, al caer la noche (ES) [acabada y editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora