Capítulo 73: Una noche sin estrellas, un conejo y una boda caótica.

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El tiempo podía pasar realmente lento a veces, sobre todo cuando esperabas algo y ese algo no llegaba. Bombón esperó en vano que Snow regresara al castillo la noche antes del viaje. Apenas pudo pegar ojo, siempre mirando hacia la puerta con la esperanza de que el mayordomo Mojo o alguno de los demás sirvientes llamaran para avisarla de que el lobo había vuelto.

Sí, el tiempo pasaba realmente lento, y en esos momentos, en medio del mar, parecía que se había detenido por completo. Bombón no entendía mucho de navegación, pero quien manejaba el barco les había dicho que se desviaban de la ruta inicialmente planeada por precaución, ya que el clima no estaba jugando a su favor. Robin había hecho uso de sus poderes para despejar el cielo, pero eso no había calmado las aguas e igualmente tuvieron que desviarse un poco del camino.

Mirando a través de la ventanilla redonda del camarote, Bombón se arrepentía de haber emprendido ese viaje por muchas razones. La primera y más importante: Snow. Luego estaba el hecho de que no le dirigía la palabra a Brick desde la discusión que habían tenido en el despacho, así que su compañía no le resultaba nada agradable. También estaba el hecho de que Bellota y Burbuja no habían ido con ella y Robin, por lo que la estancia en el reino de Lirixia no iba a ser todo lo entretenido que podría haber sido estando todas juntas.

Resopló por enésima vez en lo que iba de viaje y se acostó porque, para colmo, estaba mareada. Sería un viaje muy largo...

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La luna brillaba con intensidad esa noche, sola en medio del cielo despejado. A pesar del frío, una multitud de personas formada por grupos de amigos, familias con niños, parejas o simplemente algún curioso que pasaba por allí, estaban ocupando una pradera a las afueras de la ciudad con sus mantas y cestas de picnic. Entre todos ellos se encontraban Butch y Bellota. Boomer y Burbuja tenían que unirse también, pero todavía no habían llegado.

El interés se debía a que esa noche se producía un fenómeno que solo tenía lugar cada tres años, llamado "la noche sin estrellas". Como su nombre indicaba, esa noche se caracterizaba porque no se veía ningún astro en el cielo excepto la luna. No había explicación científica para ese hecho, por lo que la gente solo conocía cuentos y leyendas sobre el porqué de esa noche tan peculiar.

El más popular decía que esa noche las estrellas bajaban a la tierra disfrazadas de personas, y algunas se quedaban para siempre porque encontraban la felicidad o el amor entre los humanos. Otros contaban que la luna necesitaba alimentarse para poder sobrevivir y, por ese motivo, cada varios años, se comía a todas las estrellas para fortalecerse y dar paso al nacimiento de nuevas estrellas, más bonitas y más brillantes que las anteriores.

Aparte de los cuentos, se decía que esa noche había que tomar una infusión de menta para purificar el alma y, luego salir al campo a ver el cielo únicamente habitado por la luna, para tener buena suerte durante los próximos años.

— ¿Y las magdalenas? — murmuró Butch rebuscando en la cesta de comida que habían llevado. — Aquí solo veo manzanas... y queso, y... ¡aquí están! — exclamó eufórico.

— No te las comas todas, que nuestros amigos todavía no han llegado.

— ¿Por quién me tomas? — replicó indignado. — Solo me comeré una.

Mentira. Se las comió todas, como Bellota había previsto. Por suerte aún tenían pan, queso, manzanas, tomates y, con suerte, los rubios traerían bollos de mermelada y alguna fruta más, como habían acordado el día anterior.

Burbuja había puesto a Bellota al día sobre lo sucedido con Charlie, y la morena le había explicado las novedades que acababa de descubrir sobre la espada de Aixined, el sueño de Bombón y el asunto de Snow. Los rubios ya habían empezado la restauración de su casa tras la lluvia provocada por Charlie, así que Butch se comprometió a echarle una mano a Boomer para reparar el tejado, mientras que Bellota se encargó de reavivar la vegetación en el jardín.
Burbuja se enteró por Bellota de que la boda de Princesa se había adelantado y que ellas dos no estaban invitadas, pero igual que a la ojiverde, no pareció molestarle. No estaban para viajar precisamente en ese momento porque antes que nada tenían que terminar de reparar los daños de la casa. Había pasado ya un día entero desde esa visita, y ambas suponían que el barco de Robin y Bombón debía de estar como mínimo a medio camino de Lirixia.

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora