Capítulo 3: Cumpleaños y sorpresas.

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Eran casi las tres de la madrugada y en el castillo de Nordixia todos estaban durmiendo, excepto dos personas que no lograban conciliar el sueño. El rey y la reina estaban nerviosos por lo que ocurriría al día siguiente, pues era el cumpleaños de su hija y tenían que darle una noticia importante.

— ¿Te encuentras bien?

— Estoy preocupado, Brenda. Deberíamos hablar antes con ella sobre todo esto, para que vaya pensando en el tema y no la coja tan desprevenida.

— Las maestras le han explicado todo lo que tiene que saber. Es su deber, y además ya no es una niña...

— ¡Sí lo es! ¡Es mi niña!

— Escucha... — la reina suspiró y cogió la mano de su esposo. — Esto es tan difícil para mí como para ti, pero lo hemos hablado. A mí también me preocupa cómo se lo tomará nuestra hija, pero tarde o temprano tendremos que decírselo.

— Lo sé pero... quiero atrasar todo lo posible ese momento. No quiero que se aleje de nosotros, Brenda. No quiero perder el amor de mi hija.

— Eso no va a ocurrir. Sé que lo entenderá, entenderá nuestros motivos. Vamos a decírselo por la noche después de la fiesta, como habíamos hablado.

— Sí... — el rey asintió. — ¿Has hablado con sus maestras ya?

— Sí, ya saben lo que tienen que hacer.

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Nada más despertar, Bombón escuchó truenos, afuera había una tormenta y llovía a cántaros. Al abrir los ojos, lo primero que vio fueron sus padres, el rey con su cabello rojo peinado hacia atrás, y su madre llevaba su melena castaña recogida en una coleta. Ambos la miraban con una sonrisa.

— Feliz cumpleaños, mi pequeña. — dijo su padre abrazándola. — Aunque ya no eres tan pequeña...

— ¡Gracias! — respondió emocionada la pelirroja.

— Felicidades, tesoro. — su madre le dio un beso en la frente. — Mi niña ya es toda una mujer.

— Gracias, mamá.

— Está lloviendo, pero los primeros invitados ya han llegado. Tus amigas Burbuja y Bellota están abajo. — explicó la reina.

— Tengo que darme prisa, ¡qué emoción!

— Espera, esto es para ti. — el rey la detuvo antes de que se levantara y le dio una pequeña caja de color rojo. — Es nuestro regalo de cumpleaños.

Bombón sonrió y abrió con cuidado la cajita. En su interior encontró una pequeña y delicada cadenita de oro, con un pequeño corazón, al centro del cual había una piedrecita rosada.

— Muchísimas gracias, es preciosa.

— Este colgante ha pertenecido a nuestra familia durante siglos, pasando de generación en generación, y ahora es tuyo. — le explicó el rey. — Algún día, tú se lo darás a tu hija.

— Cuídalo bien, es una joya muy valiosa. — añadió la reina.

— Lo haré, no os preocupéis. — dijo Bombón mientras se lo ponía.

Los reyes le dieron otro abrazo a su hija y salieron de la habitación. Bombón sacó del armario un vestido que habían mandado hacer especialmente para la ocasión. Era un vestido blanco de manga larga, los bordes de las mangas eran de color rojo y la parte de la falda tenía algunos encajes de color rosa pálido. Recogió su cabello en una coleta alta, y como siempre lo sujetó con su gran lazo rojo. Se puso unos zapatos blancos con un poquito de tacón y se dirigió al salón de baile donde tendría lugar la fiesta.

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora