Capítulo 4: "Es guapa"

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- ¿Con... conmigo? - balbuceó Bombón, a lo que ellos asintieron.

Los ojos de la pelirroja se llenaron de lágrimas, al mismo tiempo que montones de preguntas se acumulaban en su cabeza. Quería quejarse, quería gritar, quería hacer tantas cosas en ese momento... pero sus labios temblaban y no era capaz de decir nada. La reina se acercó a ella y le acarició la mejilla. En ese momento, Bombón cerró los ojos dejando escapar las lágrimas.

- Hija, ¿estás bien? - preguntó el rey, aunque sabía perfectamente la respuesta. Su hija tenía que asimilar la noticia y no, obviamente no estaba bien.

- ¿Por qué...? - murmuró con la voz temblorosa. - ¿Por qué no me preguntasteis antes de decidir algo tan importante?

- No estábamos seguros de si él iba a estar de acuerdo y...

- ¿Y no os preguntasteis si yo estaría de acuerdo? - replicó. - Papá, tú... tú me dijiste que yo me casaría con la persona de la que me enamorara... - la reina le lanzó a su esposo una mirada asesina y negó con la cabeza. - Siempre he pensado que lo dijiste en serio.

- Eras apenas una niña, qué más podía decirte. Además, no había imaginado esta situación.

- Cariño, tú ya eres una mujer - su madre le limpió las lágrimas con las manos. - eres inteligente, responsable... Tú sabes cuáles son tus obligaciones. Quizás no quieras aceptarlas, pero sabes cuáles son.

- Hija, hemos hecho esto por el bien de los dos reinos y de todos sus habitantes. Esa gente está armada y es poderosa, mucho más que siglos atrás cuando crearon La Frontera. - explicó el rey. - Podríamos enfrentarnos a ellos si deciden atacarnos, ¿pero de qué serviría? No queremos problemas.

- Pero en todos estos años, ellos nos han demostrado que sí, quieren problemas - añadió la reina. - Pueden destruir la Frontera, o puede que no, pero preferimos que si lo hacen sea porque ya reina la paz entre todos nosotros.

- Pero... él y yo ni siquiera nos conocemos. Ni siquiera nos hemos visto.

- Es un hombre... difícil. - respondió el rey. - No suele asistir a muchos eventos, normalmente manda a su mayordomo. Ni siquiera ha querido reunirse con nosotros para hablar de esto.

- Esto es un error... - Bombón se tapó la cara con las manos. - No puede estar pasando.

- Su mayordomo nos ha dicho que vendrá pronto para conocerte.

- ¿Él vendrá? ¿Cuándo?

- No nos lo ha dicho, pero nos avisará con antelación de su visita.

- Y... ¿Hay fecha para la boda? - los reyes se miraron entre sí.

- Todavía cabe la posibilidad de que no haya boda. En principio está de acuerdo, pero también depende de lo que ocurra cuando venga.

- O sea... - sonrió con amargura - Que vendrá a comprobar si soy digna de ser su esposa. - dijo esto último con asco.

- Tu padre no quería decir eso. - aclaró la reina. - Vendrá para hablar, y para que os conozcáis. No tienes que ponerte a la defensiva ni pensar en esto de forma tan negativa.

- ¿Y de qué forma quieres que piense en ello? - respondió Bombón casi gritando. - De repente me encuentro en esta situación, prometida con alguien que no conozco y sin posibilidad de negarme. Esto no es justo, ¡no es justo!

- ¡No tiene que ser justo! - gritó la reina, consiguiendo que tanto Bombón como el rey se sobresaltaran. - Hija, vas a hacer esto por el bien de dos reinos. ¿Es que nunca has pensado en esa gente que tiene familiares en el otro reino?

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora