Capítulo 19: El baile y la huida (parte 1)

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— ¡Aprieta con ganas, venga!

La voz chillona de Princesa dando órdenes hizo que la sirvienta que le ayudaba a prepararse para el baile se sobresaltara. La mujer tensó aún más si cabía las cuerdas del corsé y finalmente las ató en un nudo.

— ¿Así le parece bien a la princesa? — preguntó con un hilo de voz.

— Está perfecto — respondió mirándose desde todos los ángulos en el espejo, muy satisfecha con su apariencia.

— ¿Necesita algo más?

— No, puedes retirarte.

La sirvienta asintió y salió de la habitación lo más rápido posible, antes de que Princesa encontrase algún nuevo motivo por el que regañarla. La princesa procedió a ponerse un vestido de color lila y amarillo que había elegido tras repasar cinco veces todas las prendas que había traído.

Faltaban aún varias horas para que empezara el baile pero ella quería estar arreglada antes para poder presumir de su conjunto con ornamentos y lacitos dorados toda la tarde. Estaba a punto de comenzar a maquillarse cuando alguien llamó a la puerta.

— ¿Quién es?

— Tu príncipe azul — escuchó la voz de su prometido y soltó un gruñido.

— Querrás decir sapo — corrigió.

Princesa abrió la puerta y se cruzó de brazos con el ceño fruncido, esperando a que Drake le dijera qué quería.

— Habla, no tengo todo el día — ordenó mientras el chico estudiaba el pomposo vestido de su prometida con una mirada que mezclaba sorpresa y burla.

— Por favor, el día de nuestra boda no te pongas un vestido como ese. Esos vestidos tan grandes pasaron de moda hace como dos cientos años.

— ¿Y tú qué sabrás sobre moda, idiota? — escupió Princesa, muy indignada. — Para tu información este vestido clásico está hecho por la mejor modista de mi reino y desprende elegancia por cada costura.

— Ya, lo que tú digas.

— ¿Has terminado de molestar?

— Ah, casi se me olvida a qué venía. La reina Ria se ha puesto de parto hace unos minutos, estamos todos reunidos en el gran comedor, me pidieron que te avisara por si querías venir.

— ¡Claro que voy! — Princesa dio un paso para salir pero en seguida recordó que no se había maquillado y se quedó dudando de si bajar. Drake se detuvo al ver que no le seguía.

— ¿A qué esperas? Vamos.

Finalmente Princesa decidió que el maquillaje podía esperar. Además lo importante no era eso sino el vestido, y con semejante prenda seguro que nadie se fijaría en que no se había pintado.
A mitad del camino se percató de algo todavía más importante que el maquillaje y el vestido, y era que con las prisas olvidó ponerse los zapatos. Y no se habría dado cuenta de no ser porque pisó algo que se le clavó en el pie. Soltó un quejido de dolor, echó un vistazo y casi se desmayó al ver una gota de sangre.

— ¡Voy a morir! — exclamó con horror y Drake no pudo evitar soltar una carcajada.

— Eres una exagerada. Venga, camina, que ya casi estamos.

— ¡Ni hablar! Me desangraré si sigo andando. ¡Busca a un médico! — el chico bufó y puso los ojos en blanco.

— Eres de lo que no hay — murmuró y sin que Princesa pudiera hacer nada para evitarlo, la cogió en brazos y siguió hacia el comedor.

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora