Capítulo 24: ¿Sueños?

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— No — el doctor negó con la cabeza repetidamente. — Ni fiebre, ni ningún indicio de que haya comido algo en mal estado, ni síntomas de resfriado... todo parece indicar que simplemente está fatigada.

— Pero es muy extraño, suelo tener mucha energía, siempre estoy haciendo algo — explicó Bellota. — ¿Cómo puede ser que de un momento a otro empiece a sentirme así?

— Quizás no sea sólo por el esfuerzo físico, ¿le ha ocurrido últimamente algo que pueda haberla afectado también en lo psicológico? ¿En lo emocional?

— Pues... — la morena pensó en todo lo que había vivido últimamente, en los poderes, en el mago oscuro, y las palabras del doctor parecieron tener mucho sentido. Debía ser eso. — Ahora que lo dice, sí.

— Ahí lo tiene, estrés acumulado, o nervios... pueden ser la causa. Procure descansar más, alimentarse bien y estar tranquila. Si quiere también puedo darle algunas hierbas para que se haga infusiones.

— Creo que no será necesario, pero gracias.

Bellota salió de la enfermería algo más tranquila tras hablar con el médico y en la puerta se topó con Burbuja, que venía con una manzana de caramelo.

— ¡Bellota! Menos mal. Las chicas han ido a buscarte por la zona Neutral, si te das prisa las encontrarás junto al puesto del maíz. Nos tenías preocupadas, ¿estás bien?

— Sí, el médico que me ha dicho que sólo estoy algo fatigada. Nada importante.

— Ah, me alegra oírlo. Yo venía a visitar a Boomer... ¿segura que estás bien? Si quieres te acompaño.

— No, ve tranquila, nos veremos luego.

— Está bien, hasta luego. — Burbuja se paró de repente al recordar algo. — ¡Casi se me olvida! Ese chico, Butch, te andaba buscando. Dijo que quería hablar contigo.

— ¿Conmigo? ¿Sobre qué? — preguntó extrañada, pero Burbuja se encogió de hombros. — Vale, gracias por avisarme.

La ojiverde se dirigió hacia el lugar donde Burbuja le había indicado que estarían Robin y Bombón mientras se preguntaba qué querría Butch. Tal vez burlarse de ella por haberla ganado en la competición de esgrima. Pero ella aún podía darle una paliza en la Final de lucha de espadas que tendría lugar al día siguiente, así que más le valía no hacerla enfadar.

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Burbuja entró en la enfermería y cruzó un largo pasillo hasta llegar a la sala de las camas. Encontró a Boomer sentado cabizbajo al borde de su cama.

— Boomer, ¿te encuentras bien?

El chico pareció asustarse al escuchar su voz y, por primera vez desde que se reencontraron, Burbuja no sabía decir si estaba triste o enojado. Tenía los labios apretados en una mueca de desagrado y el ceño levemente fruncido.

— Perfectamente — respondió, su voz sonó ronca.

— Te he traído una manzana de caramelo, por si te apetece...

Boomer forzó una sonrisa y cogió la manzana, pero no la probó. La rubia dio un paso hacia atrás y carraspeó para aclararse la voz. O para romper el silencio que reinaba en la enfermería, ahora que los demás pacientes parecían estar dormidos.

— He... ¿hecho algo que te haya molestado? — preguntó tímidamente. — Si es así, lo siento.

El chico volvió a dedicarle una sonrisa algo forzada al darse cuenta de que, sin querer, la había hecho sentirse culpable de algo que no tenía nada que ver con ella.

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora