Capítulo 55: Invasión pirata; caos en el Sur.

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La misma noche en que llegó la paloma del Reino del Sur, buena parte del ejército del reino de Carixia fue llamado para combatir contra los piratas. Al no tratarse de un problema que afectara directamente a su reino, no todos los que estaban en edad de luchar estaban obligados a ir; no obstante, si había voluntarios entre los habitantes que estuvieran dispuestos a partir hacia allí, su ayuda era bienvenida.

Butch, a pesar de estar herido y con el brazo recién vendado tras el disparo que había recibido, no lo dudó ni un segundo. Él era un hombre de acción y en esas circunstancias sentía que el deber lo llamaba.

Boomer, en cambio, se lo pensó dos veces, pero finalmente consideró que lo mejor sería ir. Debían frenar el problema antes de que llegase demasiado lejos, y cuantos más fueran, mejor. Además, sabía que Butch y Brick irían y no iba a quedarse en casa como un gallina. Tenía que estar a su lado en situaciones como esa, luchando codo con codo. Sus padres, el señor y la señora Watson, intentaron por todos los medios convencerle para que no fuera, pero no hubo manera.

Antes de marcharse esa noche junto con otros hombres del vecindario, el rubio le pidió a su padre que fuera a hablar con Burbuja sin que nadie más se enterase.

— ...y dile que no se preocupe, que pronto volveré y que la quiero mucho. Sobre todo lo último, ¿vale? Dile lo mucho que la quiero.

— Está bien. Ten mucho cuidado, hijo.

La madre del rubio salió de la casa limpiándose las lágrimas y le dio un abrazo.

— Si ves que la cosa se pone muy fea, salta al agua y vuelve a casa nadando — le dijo con seriedad.

— Tranquila mamá, procuraré mantenerme a salvo.

— Más te vale. Te echaremos de menos.

Más tarde aquella noche, Boomer se encontró en el puerto con sus dos mejores amigos. En ese momento, Brick regañaba a Butch por querer ir a pelear pese a no estar en condiciones para hacerlo. El ojiverde insistía en que estaba perfectamente.
Los tres subieron, junto con otros muchos, al enorme barco que estaba siendo cargado con provisiones y armas, tanto blancas como de fuego, y cuando todo estuvo listo, zarpó mar adentro hacia el Reino del Sur.

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Un par de jarras llenas de cerveza chocaron en el aire y acto seguido dos hombres bebieron de ellas.
Uno de ellos era calvo, pero tenía una barba muy poblada de color negro y unas gruesas cejas que le hacían parecer enfadado aunque no lo estuviera. Tenía, además, un par de cicatrices antiguas en la frente y debajo del ojo izquierdo. Sus ojos eran marrones oscuros y su piel bronceada por el sol. Se trataba de Rickard Strongwood, mejor conocido como "el Cardo"; un mago que se había hecho famoso por ser el rey de los piratas siglos atrás, y a quien daban por muerto desde hacía algunos años.

Sentado frente a él se encontraba un viejo conocido suyo, de ojos verdes y cabello castaño, en cuyo rostro llamaban la atención un par de rayas rojas que bajaban desde sus párpados hasta la barbilla: Malinski.

— Todo va viento en popa, y nunca mejor dicho — dijo el pirata antes de dar otro trago a su cerveza. — Hagan lo que hagan, no podrán detenernos esta vez.

— Tu regreso será memorable — afirmó Malinski. — ¿Cuándo piensas dejarte ver?

— A su debido tiempo me dejaré caer por mi futuro reino, aunque pensándolo bien, de futuro nada porque ya es mío — soltó una carcajada mostrando algunos dientes de oro en su boca.

— Me temo que oficialmente no. Todavía están luchando por echar a tus hombres, pero es cuestión de tiempo que ellos se hagan con el control total. No tienen ninguna posibilidad contra vosotros.

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora