Capítulo 30: Un sueño ¿revelador?

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— ¡¿Cómo que se han ido?! — Boomer no daba crédito. — ¿Pero cuándo?

— Hace más de una hora — respondió la señora que regentaba el hotel. — Pasaron algunas carrozas que iban para Nordixia y ellas se fueron en una.

— ¿Y no dejaron ningún recado? ¿Ni una nota?

— Nada, joven — la mujer negó con la cabeza.

— Tranquilo, Boomer, seguro que está bien — Butch le dio una palmadita en el hombro a su amigo.

— De todas formas esto es muy extraño... Burbuja no se habría marchado sin más. Algo ha tenido que pasar.

— ¿Has hecho algo que haya podido molestarla?

— No, si ayer estaba todo bien...

— No le des tantas vueltas, Boomer, ya te enviará una carta o algo cuando llegue.

— Bueno, espero que tengas razón. ¿Y tú? ¿No querías despedirte de la morena?

Butch se encogió de hombros e hizo como que le daba igual.

— No importa, de todos modos volverá. Aunque solo sea para ver a la reina, pero volverá.

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Brick y Bombón observaron desde la entrada del palacio cómo los carruajes de los últimos invitados que aún estaban allí se marchaban.
Los progenitores de ambos volvían a casa; los padres de Bombón y el pequeño Blake se dirigían a Nordixia, mientras los de Brick iban a regresar a la Isla Dulce, los esperaba un largo camino. Robin y su familia volvían a Rosixia... todos volvían a casa.

La pelirroja se despidió con la mano cuando los carruajes arrancaron. Pudo ver cómo su padre la miraba desde el interior con gran tristeza, les había costado mucho despedirse, al igual que con Blake, que no parecía entender muy bien que a partir de ese momento, esa sería la nueva casa de su hermana. Su madre le dirigió una mirada de comprensión acompañada de una sonrisa triste. "Siento todo esto, pero es lo mejor para todos. Sé una buena esposa y todo irá bien. Te quiero, Bombón, estoy orgullosa de ti" Le había dicho antes de marcharse.

— Tengo cosas que hacer — murmuró Brick en cuanto perdieron de vista la última carroza.

— Espera, ¿y yo qué hago? Ni siquiera conozco el castillo.

— Pues ya tienes algo que hacer, date una vuelta por el palacio, así te irás acostumbrando al lugar.

Bombón iba a protestar de nuevo, pero en cuanto miró a su lado, vio que Brick ya había entrado y no la escucharía. Rodó los ojos y suspiró frustrada, no es que disfrutara de su compañía, pero ahora se sentía perdida en ese sitio desconocido y medio hostil. Sus padres se habían ido, sus amigas se habían ido, el único conocido que quedaba allí era el mayordomo Mojo y hacía rato que no le veía.

De pronto sintió cierta presión en sus pies y no pudo evitar sonreír al ver el lobito, que parecía esperar que le cogiera en brazos.

— Oh, pequeñín... — se agachó y lo recogió del suelo. — Este día no promete demasiado, pero vamos a dar un paseo.

La nieve que había caído el día anterior aún no se había derretido, seguía ahí, fresca y blanca, y crujía bajo sus pies a cada paso que daba. Ante ella se extendían los enormes jardines, que al estar cubiertos de blanco, casi no se veía el final.

Volvió a dejar el lobo en el suelo y este empezó a revolcarse alegremente en la nieve.

— Ahora que lo pienso, no te he puesto nombre. ¿Cómo te gustaría llamarte?

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora