Capítulo 52: Luna nueva, un malentendido y una pelea de enamorados.

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– ¡Llega el barco! ¡Los reyes regresan!

La noticia corrió como la pólvora por todo el reino de Carixia. El mayordomo Mojo no tardó en plantarse en el puerto con una horda de sirvientes y el lobo Snow a la espera de que el barco llegase. Que Boomer y Butch aparecieran por allí también era solo cuestión de tiempo, pero tardaron más puesto que se encontraban más lejos. Cuando ellos llegaron el puerto ya estaba lleno de gente que bajaba y sirvientes que subían para recoger el equipaje.

Vieron de lejos a Bombón jugando con el lobo eufórico que saltaba a su alrededor y movía la cola como si fuera un perrito, Mojo estaba a su lado explicándole algo.

– ¿Esperando a vuestras novias o qué?

– ¡Brick! – exclamó Boomer y le saludó con una palmada en el hombro. – Qué gusto verte. ¿Qué tal el viaje?

– Bueno, no ha estado mal del todo. ¿Por aquí todo bien?

– Define bien... – murmuró Butch.

– ¿Qué te pasa? – quiso saber el pelirrojo.

– Nada, nada... no he dormido bien.

– Ya te contaremos más adelante, es una tontería – dijo el ojiazul tratando de quitarle peso al asunto.

Entre la multitud, los chicos vieron a Bellota y Burbuja bajando del barco y se despidieron de Brick para ir a recibirlas. El ojirrojo se disponía a buscar a Bombón y Mojo, pero de repente tuvo que frenar en seco porque el lobo se paró sobre sus patas traseras y se apoyó con las delanteras en su estómago. Brick sonrió y le acarició la cabeza a Snow, después de lo cual el animal le lamió la mano y regresó con su dueña.

– ¿Pero qué le das de comer a este animal? – preguntó Brick a Mojo. – Está más grande que cuando nos fuimos.

– Eso mismo le dije yo – añadió Bombón, Snow aún daba vueltas a su alrededor moviendo la cola.

– Yo solo le doy carne, como debe ser. Lo de crecer ya es mérito suyo.

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Al ver a Boomer saludándola con la mano, Burbuja aceleró el paso y casi sin darse cuenta, cuando llegó hasta el rubio ya estaba corriendo. Ella solo quería darle un abrazo, pero llegó con tal velocidad que al rodearle con los brazos, Boomer tuvo que agarrarla fuerte, alzarla y girar sobre sí mismo con ella en brazos para no perder el equilibrio. Los ojos de ambos brillaban de emoción. La única diferencia era que él ya sabía por qué.

– ¡Boomer, qué alegría verte!

– Lo mismo digo, ¿cómo fue todo en Lirixia?

– De maravilla. Tengo muchas cosas que contarte.

...

Bellota supo que algo iba mal en cuanto vio a Butch acercarse a ella con una sonrisa más que fingida. Cuando la tuvo delante, el moreno se limitó a darle un abrazo.

– Butch, ¿te encuentras mal? – preguntó la ojiverde, le cogió por los hombros y le obligó a mirarla.

– Un poco. Es que no he dormido bien – repitió la frase que le había dicho a Brick, la excusa perfecta.

– Se nota.

Butch intentó darle un beso en los labios, pero la chica se echó para atrás.

– Aquí no, tonto. Hay demasiada gente – le susurró con una sonrisa.

– Entonces vamos a un sitio más tranquilo – propuso él.

Los morenos se cogieron de la mano y empezaron a andar rumbo a la salida del puerto.

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora