Capítulo 50: Noche de juerga.

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A Bombón le temblaban las manos, de todos los temas de los que podían habar, ¿tenía que escoger precisamente el más complicado? Se giró para ver a Brick, quien la miraba con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

— ¿A qué viene eso ahora, Brick? Creía que ya lo habíamos dejado todo claro cuando Barbablanca habló con nosotros.

— Yo creo que quedó de todo menos claro. Él no quería hablar del tema, pero ahora no está aquí. Así que... adelante, te escucho.

La pelirroja tragó saliva pensando qué podía decirle.
En ese momento se acordó de que ella tampoco sabía nada de los poderes de él; ni cómo los había conseguido, ni qué tan fuertes eran... Eso le llevó a preguntarse también si el ojirrojo habría descubierto algo sobre la profecía. No podía saberlo, ¿o sí?

— ¿Y si empiezas tú? — propuso la joven. — Cuéntame cómo adquiriste tus poderes.

— Yo he preguntado primero — replicó él.

— Es para saber hasta dónde conoces la historia, así te puedo contar a partir de ese punto — mintió.

— No cuela, primor. Comienza por el principio, no tengo prisa.

Bombón frunció el ceño, así no iba a sacar nada en claro. Pensó entonces que sería mejor intentar poner fin a ese intento de conversación mientras aún estaba a tiempo.

— Barbablanca ya dijo que era confidencial y no voy a desobedecerle.

— ¿Tan terrible es lo que ocultáis? — él también frunció el ceño.

— No, claro que no. Tampoco es que haya mucho que ocultar...

— Pero si no me lo quieres decir, yo podría pensar que sí.

— Yo podría decir lo mismo de ti. Mis poderes tienen una razón de ser, ¿pero y los tuyos? — cuestionó ella. — Barbablanca también estaba intrigado por conocer su origen.

— ¿Por qué me parece que intentas volver esta conversación en mi contra?

— No te pongas a la defensiva, solo muestro el mismo interés por saber de tu magia que tú de la mía.

— Eres tú quien se pone a la defensiva evitando responder mis preguntas, Bombón. — Brick se acercó a ella lentamente hasta quedar cara a cara. — ¿Qué ocultas con tanto recelo?

— Tal vez algo parecido a lo que escondes tú, porque tampoco sueltas prenda.

— Hablaré cuando tú hables.

— Lo siento Brick, pero no puedo decirte nada. Puede que más adelante... si Barbablanca da su consentimiento.

Brick resopló, su esposa realmente estaba decidida a no decirle nada. O confiaba muy poco en él o definitivamente ocultaba algún secreto terrible. A lo mejor Jacob, el tío de Anthony, tenía razón cuando decía que no se fiaba mucho de ella y que podía estar preparando algo. Algo malo, tal vez... muy malo. Y pudiera ser que ese dolor que sintió cuando la vio haciendo magia con esa extraña luz fuera la señal de que era ¿peligrosa?
¿Realmente conocía a Bombón? Las dudas empezaban a apoderarse de él.

— Como quieras.

Bombón le notó molesto, estaba claro que no se había tomado bien aquella conversación. Pero qué podía hacer, no sabía ni si debía, ni cómo podía explicarle todo ese asunto. ¿Qué le contaba primero? ¿Lo de la profecía, lo de las elegidas...? ¿Que en teoría algún día iban a tener que despedirse?

Le vio apoyarse en la ventana con gesto pensativo, ausente. Se le pasó por la cabeza la idea de que él también pudiera estar involucrado en todo el tema de la profecía, igual que sus amigas. Barbablanca no sabía por qué Bellota, Burbuja y Robin tenían poderes, de la misma forma que no sabía por qué los tenía Brick. ¿Y si no fuera casualidad? Tenía que comentarlo con el hechicero.

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora