Capítulo 16: Encuentros inesperados.

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— ¡Abran paso! ¡Apártense!

Aquello parecía una carrera de obstáculos. Bellota corría esquivando personas y animales, saltando bancos y hasta pasó por debajo de un caballo. Giró la cabeza por un momento para ver qué tan cerca estaba el moreno de alcanzarla, y cuando volvió a mirar al frente, vio que estaba a punto de chocar con un señor que arrastraba un carrito lleno de manzanas. Se detuvo en seco detrás del señor y, tras disculparse por lo que estaba a punto de hacer, le dio la vuelta al carrito haciendo que todas las manzanas rodaran por el suelo.

Butch, que también corría tan rápido como sus piernas y el alcohol que había tomado le permitían, no pudo detenerse a tiempo, tropezó con las manzanas y cayó de bruces contra el suelo. Se levantó rápidamente pero la chica dobló una esquina y en ese momento la perdió de vista.

— Pues nada, se me ha vuelto a escapar — murmuró enojado. Pero eso no había acabado, todavía tenían una pelea pendiente y tarde o temprano volverían a encontrarse.

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Boomer aún seguía de cerca el tipo que a su vez estaba siguiendo a Burbuja. No cabía ninguna duda, iba tras ella, pero a saber por qué. En un par de ocasiones estuvo tan cerca de él que estuvo a punto de agarrarle de la solapa y preguntarle qué quería de la chica, pero se contuvo. Si tenía aviesas intenciones, Boomer iba a pararle los pies, estaba decidido.

De repente los bailes, la música y las voces cesaron. La gente se quedó quieta, pues estaban llegando dos carruajes desde el palacio. Del primero bajó el príncipe Phil, acompañado de Robin y Bell. Del segundo salieron Bombón, su padre y la princesa Jessica de Seyfar, una niña de nueve años, de cabello negro rizado y ojos amarillentos. La gente comenzó a hacer reverencias y el joven príncipe les sonrió a todos.

— Gracias a todos por el recibimiento y por el ambiente tan agradable que se respira aquí — dijo Phil — por favor, seguid divirtiéndoos, nosotros haremos lo propio.

En cuanto terminó de hablar el joven, la música y las voces volvieron a escucharse por todo lo alto. Burbuja corrió a reunirse con sus amigas y fue entonces cuando el tipo que la seguía, al parecer, desistió de su afán por perseguirla y comenzó a caminar en dirección contraria.

Pero no se iría tan fácilmente. Boomer esperó a que el hombre se alejara de la muchedumbre y fue detras él, dispuesto a enfrentarle. Ambos llegaron a una calle estrecha y el ojiazul decidió que era hora de hablar.

— ¡Eh tú! — el tipo se detuvo. — Sí, tú. ¿Quién eres y por qué seguías a esa chica?

— ¿Y tú quién eres, si puede saberse? — se dio la vuelta y a Boomer le pareció que el chico era más joven que él, rubio y de ojos marrones.

— Aquí las preguntas las hago yo. ¿Por qué la seguías?

— Yo no estaba siguiendo a nadie, ni siquiera sé de qué chica me hablas. Solo disfrutaba de la feria.

— No mientas, yo os estaba siguiendo y lo he visto todo.

— Ah, con que me estás acusando de hacer lo que en realidad tú estabas haciendo — Boomer enarcó una ceja, el chico tenía parte de razón.

— No intentes darle la vuelta a la tortilla. ¿Qué quieres de Burbuja?

— No quiero nada de Burbuja, ya te he dicho que solo estaba paseando por la feria. Que ella estuviera ahí fue pura casualidad.

— Con que la conoces, ¿no decías que no sabías de quién hablaba?

— Es que... es que me acabas de decir su nombre — dijo algo nervioso.

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora