Capítulo 66: Boda verde (parte 1)

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El sentimiento de culpa poco a poco se convirtió en el invisible aunque inseparable compañero de Brick. Desde lo ocurrido con los anillos, empezó a tener pesadillas en que revivía una y otra vez el escenario que Bombón le había contado de su sueño aquella noche.

En esos sueños Brick se sentía nervioso y observado, pero con la certeza de que tenía el control sobre la situación. Los jardines del palacio parecían un auténtico bosque, cubiertos de nieve en la oscuridad de la noche, y él veía cómo la estrella que Bombón había encontrado se convertía en miles de luciérnagas; entonces iba hasta allí y decía siempre la misma frase "Te he dicho que nada de mascotas". En ese momento el pelirrojo daba media vuelta y se marchaba con las luciérnagas formando una nube de luz sobre su cabeza, Bombón intentaba alcanzarlo al principio, pero cuando se volvía para mirar atrás ella ya había desaparecido.

La falta de sueño empeoró su humor y lo volvió más irritable, incluso con Bombón. El día que su hermana Ruby se marchó del castillo habiendo adoptado a Randall, el bebé de Berserk que ésta abandonó, Brick ni siquiera fue hasta el carruaje para decir adiós. Se limitó a darle un abrazo en el pasillo, pero para ella fue más que suficiente teniendo en cuenta todo lo ocurrido.

Para Bombón la mala actitud de su esposo no pasó desapercibida, pero por más que lo intentó no pudo averiguar a qué se debía el cambio. Parecía que habían vuelto al punto inicial de su relación, cuando apenas se llevaban bien. Porque así se comportaba Brick, como al principio, si no peor... Llevaba así desde que ella había regresado de Nordixia, y de eso hacía ya muchos días.
Cuando notó que algo no iba bien intentó hablar con él, incluso llevaba la cuenta: "Brick, llevas dos días muy raro...", "Oye Brick, hace tres días que te noto tenso...", "Brick, llevo toda la semana aguantando tu actitud fría y no entiendo qué te pasa...". A la segunda semana dejó de contar. ¿Qué más daba? La cuestión era que las cosas no parecían mejorar.

Sin embargo, tenía la esperanza de que se produjera un cambio positivo con la inminente boda de sus amigos Bellota y Butch, para la que ya faltaban solo horas. ¡Horas! A medida que se acercaba el gran día Bombón también se emocionaba más y más. No había podido asistir a la boda secreta de Burbuja, pero la de Bellota no se la iba a perder por nada.

Unos días antes también habían llegado al reino Princesa y Robin, esta última acompañada por su esposo Anthony, que velaba por su seguridad durante el embarazo. La futura novia junto con Burbuja y Robin habían ido a ver a Bombón varias veces en esos días y habían paseado por el reino, charlando como en los viejos tiempos y ayudando con los últimos preparativos para la boda de la morena. Sorprendentemente, Princesa también se había unido a alguno de los paseos, pero seguía comportándose con la altanería de siempre y eso molestaba a las chicas.

La noche antes de la boda de los morenos, Bombón subió a su cuarto y comprobó, como venía pasando en las últimas semanas, que Brick seguía en su despacho y probablemente no iría a dormir hasta altas horas de la madrugada. Fastidiada, salió al pasillo para dirigirse al despacho del susodicho, y una vez allí entró dando un portazo pero Brick apenas se inmutó.

— ¿Hoy tampoco piensas venir? — preguntó acercándose al gran escritorio de madera, desde el que el pelirrojo la observaba sin emoción alguna.

— Estoy ocupado.

— Ya lo veo, demasiado para dedicarme aunque sea dos minutos de tu valioso tiempo — replicó ella, él pareció tensarse.

— Está bien — Brick soltó los papeles que había estado leyendo y apoyó los brazos sobre la mesa, la mirada fija en Bombón. — ¿Qué necesitas?

La pelirroja se humedeció los labios y frunció el ceño, sorprendida todavía ante la actitud fría e indiferente de Brick. ¿Qué le había ocurrido? Parecía otro hombre... o más bien, parecía el hombre que era cuando lo conoció, distante y borde.

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora