Capítulo 72: Una mascota perdida y una lluvia ácida.

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Las nubes grises que cubrían el cielo esa mañana eran como un presagio de que el día sería malo. No había viento, pero el frío se sentía con más intensidad que en días anteriores y la falta de sol lo hacía aún peor.

Brick no estaba en la cama cuando Bombón despertó, pero no era de extrañar porque él solía madrugar y ya había amanecido cuando ella abrió los ojos. Lo primero que vino a su mente fue el sueño que había tenido, aunque técnicamente no había sido simplemente un sueño porque las vivencias en el mundo de los sueños eran en cierto modo experiencias reales. Había podido resolver uno de los misterios que las habían tenido tan intrigadas a sus amigas y a ella, pero todavía quedaba mucho por descubrir.

Ahora Bombón sabía qué era el lirio de platino y podía explicárselo a las chicas. Podía contarles también sobre ese hermoso y etéreo lugar donde se encontraba dicha flor, y además hablarles de la habitación que había visitado.

Su ceño se frunció al recordar aquella habitación.

La llama que ardía en la vela que representaba su amor con Brick era tan débil que podría haberse apagado con el más mínimo soplo de aire. Según le había dicho la guardiana, eso significaba que se avecinaba una tormenta en la pareja; una crisis. Si lograban superarla, la llama se volvería más intensa. No podía evitar preguntarse a qué se tendrían que enfrentar y si lo superarían.
Inconscientemente, su mano bajó a su vientre y pensó en el bebé. Ese bebé era su primer hijo, se suponía que tendría otro más y que ese bebé sería la siguiente elegida. Eso significaba que Brick y ella superarían cualquier obstáculo y seguirían juntos, ¿cierto? Pero entonces volvió a ella el pensamiento que tuvo cuando estaban peleados y ella había regresado a Nordixia. ¿Y si la séptima elegida no iba a ser hija de Brick? Nadie podía confirmarle eso.

Descartó inmediatamente esas ideas negativas. Su relación con Brick estaba bien y no iba a poner en duda que tendrían un futuro juntos. Estaba lista para luchar por ese amor hasta el final, fuera lo que fuera esa "tormenta" a la que la guardiana del mundo de los sueños se refería.

Mientras se preparaba para bajar a desayunar algo, Bombón reparó en que el lobo no estaba en la habitación. Eso quería decir que no había aparecido anoche, después de todo. Estaba segura de que el animal estaría bien, pero no podía evitar preocuparse porque, aunque de vez en cuando desaparecía, siempre regresaba antes de que pudieran echarlo en falta.
Pensó que, tal vez, las paredes del castillo lo hacían sentir atrapado; aunque no deberían, pues tenía total libertad para ir adonde quisiera. Pero eso no quitaba el hecho de que su instinto animal podía estar pidiéndole que regresara al bosque, que era su hábitat natural. Por muy domesticado que estuviera, no dejaba de ser un lobo. Sonaba lógico, y sin embargo, algo le decía que ese no era el caso.

Una de las velas aromáticas que había frente al espejo le recordó de nuevo el sueño. Tenía que hablar con las chicas sobre lo que había descubierto, pero aún era temprano. Cuando finalmente bajó a desayunar comprobó que Robin no se había levantado todavía. Tal vez al mediodía podrían salir las dos hacia la casa de Bellota y más tarde reunirse con Burbuja.


Brick tampoco apareció en el desayuno, como era de esperar.

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En la cuna había un bebé, sus mejillas eran rosadas y sus ojos verdes. ¿A quién le recordaban esos ojos? ¿Quién era ese niño? Robin agitó el sonajero en el aire, produciendo un sonido que hizo reír al bebé.

— ¿Te gusta, cariño? — las palabras le salieron solas.

El bebé rio de nuevo y extendió sus pequeñas manitas hacia el juguete. El sonido de algo rompiéndose asustó a Robin. Al darse la vuelta, vio a otro niño junto a un jarrón roto y la cabeza gacha.

Los colores del amor - (PPG y RRB).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora