Tiempo para recordar, Gran Veneno.

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EL POZO RESULTÓ SER PARTE YA EXISTENTE DE LA VILLA, NO UNA nueva adición del culto: un anfiteatro de piedra circular hundido en el suelo. Las terrazas de piedra conducían a un césped circular y cubierto de hierba en su centro, en el cual se había construído un escenario elevado detablas de madera en bruto. Dos juegos de escaleras de piedra, uno frente al otro, permitían el paso desde el nivel del suelo a las terrazas o al césped, y a lo largo de cada terraza se habían instalado bancos de madera. El escenario era llano, excepto por varias flores de luna torpemente plantadas en hileras terriblemente entrecruzadas. La mayoría de ellas debían de haber sido aplastadas por el escenario de madera. Los cultistas no apreciaban el arduo trabajo de la jardinería, pensó Magnus.

Las filas y filas de bancos estaban llenas de cultistas. Cada uno de los asientos estaba tomado y había más personas aglomerandose detrás de ellos. Magnus supuso que si tenía que ser el espectáculo, al menos era uno digno para estar de pie.

Los cultistas se sentaron en sus asientos en silencio y quietos. Estaban vestidos iguales, con horribles fedoras y trajes blancos casuales de negocios, con camisas blancas y corbatas blancas. Las facturas de limpieza del culto debían haber sido astronómicas.

Los dos hombres, medio escoltando y medio arrastrando a Magnus, lo bajaron por las escaleras, y luego lo tiraron al césped junto al escenario. Magnus se levantó de su posición en rodillas, saludó a la multitud e hizo una reverencia.

No quería morir en ese pozo banal, rodeado de los pálidos fantasmasde errores pasados, pero si tenía que morir, planeaba morir con estilo. No dejaría que ninguna de esas personas lo viera gatear.

Shinyun entró al césped, su ropa se veía muy blanca en la penumbra de la noche, y señaló en dirección a Magnus. Bernard, que la había seguido, levantó una espada hasta la garganta de Magnus.

—Vístelo de blanco —dijo Shinyun—, para que la marca de la Mano Carmesí se note sobre él. Magnus se cruzó de brazos y levantó la voz y las cejas.

—Puedes envenenarme y tirarme en un calabozo. Puedes vencerme e incluso sacrificarme a un demonio mayor. Pero me niego al usar un traje blanco para un evento nocturno.

Bernard empujó el cuchillo hacia la garganta de Magnus. Magnus miró a la espada curva con desprecio. Puso un dedo en la punta afilada y la arrojó a un lado.

—No me vas a apuñalar. Soy la atracción principal. ¿A menos que ustedes planeen sacrificar a Shinyun para Asmodeus?

Los ojos de Shinyun eran gemelos marcados con odio. Bernard dio un pequeño salto nervioso y dio un rápido paso hacia atrás.

Varios cultistas inmovilizaron a Magnus cuando Shinyun saltó hacia él, lanzando una patada giratoria a su pecho y otra a su estómago, haciendo que se doblara. Mientras luchaba por mantenerse en pie y no dar más arcadas, lo obligaron a ponerse una túnica blanca.

Bernard lo empujó hacia arriba, agarrándolo por los brazos. Magnus miró a la implacable multitud con ojos turbios.

—¡He aquí el Gran Veneno! —gritó Shinyun—. Nuestro fundador. El profeta que nos reunió y nos llevó por mal camino.

—Es un honor tan solo ser nominado —exclamó Magnus.

Observó de cerca los alrededores, aunque tenía pocas esperanzas de escapar. Se fijó en varios demonios Raum que vigilaban las entradas del túnel como porteros. En lo alto, varias criaturas grandes voladoras se acercaban. Estaba demasiado oscuro para ver qué eran, pero definitivamente eran demonios de algún tipo, a menos que los dinosaurios hubieran regresado.

—No hay esperanza para escapar —dijo Shinyun.

—¿Quién buscaba escapar? —preguntó Magnus—. Permíteme felicitarte por los altos valores de producción de tu ritual demoníaco. Confío en que haya un bar de servicio completo.

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora