EL ÁCIDO DEMONÍACO HABÍA DESTRUIDO LA MITAD DE SU camarote. De hecho, el tren entero había sufrido daños severos, lo cual ocultó de los mundanos del personal y los pasajeros con una ingeniosa combinación de glamour y palabras sueltas sobre las fiestas de la realeza europea.
Magnus había arreglado el marco de madera, y redecoró un poco a propósito, cuando escuchó a Alec removerse. Fue solo un pequeño movimiento bajo las mantas, pero Magnus lo había estado esperando toda la noche.
Se giró a tiempo para ver a Alec removerse una vez más y se apresuró a sentarse junto a él en la cama.
—Hola, dulzura, ¿cómo te sientes? —murmuró Magnus.
Alec extendió su mano con sus ojos todavía cerrados. Era un gesto silencioso de confianza; el gesto de un muchacho que siempre podía contar con manos y voces amorosas cuando estaba herido o enfermo. Magnus recordaba cuando él llegó al Instituto, convocado para sanar a Alec de sus heridas producidas por un demonio mayor. Isabelle estaba en pánico y Jace iba de un lado a otro en el pasillo, pálido.
Magnus recordó a una época muchos años atrás, el recuerdo de varios nefilim a quienes quiso alguna vez y de cuánto se habían querido entre ellos. Conocer el modo en que Will y Jem se amaban cambió sus sentimien-tos por los nefilim, y ver a Jace, el calmado y superior a todos Jace, hecho pedazos por Alec, hizo que le agradara mucho más el chico.
Ahora, la mano de Alec se estiraba hacia él y Magnus la tomó como la ofrenda de confianza que era. La piel de Alec estaba fresca. Magnus presionó la mejilla con sus manos unidas, los ojos cerrados por un momento, y permitió que lo recorriera el alivio de que Alec estuviera bien. La piel de Alec había estado febril por un rato, pero Magnus tenía vasta experiencia en tratar a los nefilim.
Pues los cazadores de sombras, aunque amados, eran todos unos lunáticos imprudentes. Por supuesto, Alec fue un lunático imprudente al salvarle la vida a Magnus. Pensó en Alec balanceándose sobre el vagón del tren mientras éste se precipitaba por pasajes sinuosos de montaña; su ropa mojada, su piel manchada con sangre y polvo. Verlo le rompía el corazón al igual que lo excitaba, todo al mismo tiempo.
—He estado mejor. —Las sábanas de Alec estaban húmedas de sudor, pero el color había regresado a su rostro. Se sentó y la manta se deslizó hacia abajo por su abdomen desnudo—. También he estado peor. Gracias por sanarme.
Magnus se irguió y presionó su mano libre sobre el pecho de Alec. Un leve brillo azul se expandió desde su palma y resplandeció antes de desaparecer a través de la piel de Alec.
—Tus latidos son más fuertes. Debiste pedirme que me encargara del veneno de inmediato.
Alec negó con la cabeza.
—No sé si recuerdas, pero un demonio pulpo estaba huyendo contigo.
—Sí —dijo Magnus—. Sobre eso. Aprecio profundamente que salvaras mi vida. Estoy muy apegado a ella. Sin embargo, si llegara un momento donde se deba decidir entre tu vida y la mía, Alec, recuerda que ya he vivido un largo tiempo.
Era extraño decirlo. La inmortalidad era una cosa difícil de discutir. Magnus apenas recordaba ser joven, pero nunca había sido viejo, tampoco. Estuvo con mortales de varias edades y nunca fue capaz de comprender cómo ellos sentían el tiempo. Al igual que ellos tampoco fueron capaces de comprender cómo lo sentía él.
Aun así, alejarse de los mortales significaría romper sus lazos con el mundo. La vida se volvería una larga espera, sin calor ni conexión, hasta que su corazón muriera. Después de un siglo de soledad, cualquiera enloquecería.
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Amor diferente (Malec) - Completa
Fiksi PenggemarEs una recopilación de las historias de la hermosa pareja Alexander Lightwood (nefilim) y Magnus Bane (brujo) de la saga Cazadores de Sombras de la autora Cassandra Clare todos los créditos y felicitaciones para la escritora por darnos a esta linda...