¿Tú padre? Él es un demonio

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Floreció como una flor contra el nublado cielo negro: una repentina y silenciosa explosión de llamas. Luke, de pie junto a la ventana, retrocedió sorprendido, antes de volver a presionarse contra la estrecha abertura, tratando de identificar la fuente del resplandor.

—¿Qué es? —Raphael levantó la vista desde donde estaba arrodillado junto a Magnus. Magnus parecía dormido, sus parpados con sombreadas medias lunas contra su oscura piel. Se había acurrucado incómodamente alrededor de las cadenas que lo sujetaban, y lucia enfermo o exhausto.

—No estoy seguro —dijo Luke, y se quedó en su lugar aun cuando el chico vampiro se reunió con él en la ventana. Nunca se había sentido realmente cómodo alrededor de Raphael. Raphael tenía un parecido con Loki o con cualquier otro dios embaucador, a veces trabajando del lado bueno y otras del malo, pero siempre por su propio interés.

Raphael murmuró algo en español y pasó junto a Luke. Las llamas se reflejaban en las pupilas de sus oscuros ojos, rojo y dorado.

—Obra de Sebastian, ¿tú qué crees? —preguntó Luke.

—No. —La mirada de Raphael era distante, y Luke recordó que el chico frente a él, que parecía siempre joven, de angelicales catorce años, era en realidad mayor de lo que parecía, más viejo de lo que los padres de Luke hubieran sido, si hubieran vivido- o en el caso de su madre, si ella hubiera permanecido mortal—. Hay algo sagrado acerca de esas llamas. Las obras de Sebastian, son obras demoníacas. Esta es la forma en la que Dios aparece ante los vagabundos en el desierto. "En el día el Señor pasó por encima de ellos como un pilar de nubes para guiarlos en su camino y en la noche como un pilar de fuego para iluminarlos, así ellos podían viajar de día o de noche".

Luke levantó una ceja hacia él. Raphael se encogió de hombros.

—Me crié como un buen chico católico. —Él inclinó la cabeza hacia un lado—. Creo que a nuestro amigo Sebastian no le gustará esto, sea lo que sea. ¿Puedes ver algo más? —preguntó Luke; la visión de los vampiros era más poderosa incluso que la de un hombre lobo.

—Algo; ruinas, tal vez, como una ciudad muerta —Raphael sacudió su cabeza con frustración—. Mira donde el fuego se desvanece. Esta extinguiéndose.

Hubo un suave murmullo desde el suelo, y Luke miró hacia abajo. Magnus había girado sobre su espalda. Sus cadenas eran largas, dándole la suficiente libertan para entrelazar sus manos sobre su estómago, como si le doliera. Sus ojos estaban abiertos.

—Hablando de deteriorarse...

Raphael regresó a su lugar junto a Magnus.

—Debes decirnos, brujo —dijo él—, si hay algo que podamos hacer por ti. No te había visto tan enfermo.

—Raphael... —Magnus pasó una mano por su sudoroso cabello negro. Sus cadenas se sacudieron—. Es mi padre —dijo—. Este es su reino, Bueno, uno de ellos.

—¿Tú padre?

—Él es un demonio —dijo Magnus poco después—. Lo que no debería ser una sorpresa. No esperen más información que eso.

—Bien, ¿pero por qué estar en el reino de tu padre te enfermaría?

—Está tratando de conseguir que lo llame —dijo Magnus, apoyándose en sus codos—. Él puede llegar a mí aquí fácilmente. No puedo hacer magia en este reino, así que no puedo protegerme. Él puede hacerme enfermar o curarme. Él me está poniendo enfermo porque cree que si estoy lo suficientemente desesperado, lo llamaré por ayuda.

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora