Estoy en la celda de al lado, Daylighter

202 11 0
                                    

  -El Portal... ¿Está aquí? –dijo él con incertidumbre.

-Simon,  Simon  –Aldertree  se  frotó  las  manos  como  anticipando  una fiesta  de  cumpleaños  o  algún  otro  acontecimiento  agradable–  ¿De  verdad tienes  tanta  prisa  por  dejarnos?  Hay  unas  cuantas  preguntas  que  esperaba hacerte primero...

-Okey  –Simon  se  encogió  de  hombros  con  incomodidad–.  Pregúnteme lo que quiera, supongo.

-¡Qué  servicial  eres!  ¡Qué  encantador!  –Aldertree  sonreía–.  Así  que, ¿cuánto tiempo hace exactamente que eres vampiro?

-Unas dos semanas.

-¿Y cómo pasó? ¿Fuiste atacado en la calle, o quizás en tu cama por la noche? ¿Sabes quién te transformó?

-Bueno... No exactamente.

-¡Pero, hijo mío! –gritó Aldertree - ¿Cómo no podrías saber algo como eso? –la mirada que él puso sobre Simon era abierta y curiosa. Parecía tan inofensivo,  pensó  Simon.  Como  el  abuelo  de  alguien o  el  viejo  tío divertido. Simon debía haber imaginado lo del olor amargo.

-No fue en realidad tan sencillo –dijo Simon, y continuó explicando sus dos visitas al Dumort, una como rata y la segunda bajo una compulsión tan fuerte que había sentido como un enorme juego de tenazas que lo agarró y lo  llevó  exactamente  donde  ellos  querían  que  él  fuera–.  Y  así  puede imaginar  –finalizó  él–,  en  el  momento  en  el  que  entré  por  la  puerta  del hotel  fui  atacado,  no  sé  cuál  de  ellos  fue  el  que  me  transformó,  o  si  de alguna manera fueron todos ellos.

El Inquisidor cloqueó:

-Oh  querido,  oh  querido.  Eso  no  es  nada  bueno en  absoluto.  Eso  es devastador.

-Desde luego yo pienso lo mismo –estuvo de acuerdo Simon.

-La Clave no se va a alegrar mucho con eso.

-¿Qué?  –Simon  estaba perplejo–. ¿Qué  le preocupa  a la  Clave  el  cómo haya llegado yo a ser un vampiro?

-Bueno, sería otra cosa si hubieras sido atacado –dijo Aldertree en tono de disculpa–. Pero tú saliste a su encuentro hasta allí, bueno, te entregaste a ti mismo a los vampiros, ¿lo ves? Parece un poco como si hubieras querido ser uno de ellos.

-¡Yo  no  quería  ser  uno  de  ellos!  ¡Ese  no  es  el  por  qué  de  que  fuera  al hotel!

-Por   supuesto,   por   supuesto   –la   voz   de   Aldertree   era   calmante–. Pasemos a otro tema, ¿te parece? –Sin esperar una respuesta, él continuó–. ¿Cómo es que los vampiros te dejaron sobrevivir para levantarte de nuevo, joven  Simon?  Considerando  que  traspasaste  su  territorio  sin  autorización, su  procedimiento  normal  habría  sido  alimentarse  hasta  que  murieras,  y luego quemar tu cuerpo para impedir que te levantases de nuevo.

Simon  abrió  la  boca  para  responder,  para  contar  al  Inquisidor  cómo Raphael  le  había  llevado  al  Instituto,  y  cómo  Clary,  Jace  e  Isabelle  le habían llevado al cementerio y le aguardaron mientras él había excavado el camino hacia el exterior de su propia sepultura. Luego, vaciló. Él sólo tenía una vaga idea de cómo funcionaba la Ley, pero de algún modo dudaba de que el procedimiento estándar de un Cazador de Sombras fuera aguardar a que  los  vampiros  se  levantaran,  o  proveerles  de  sangre  para  alimentarlos por primera vez.

-No  lo  sé  –dijo  él–.  No  tengo  ni  idea  de  por  qué  ellos  me  dejaron transformarme en vez de matarme.

-Pero  uno  de  ellos  debió  haberte  dejado  beber  su  sangre,  o  tú  no serías... Bueno, lo que eres hoy. ¿Estás diciendo que no sabes quién fue tu vampiro padre?

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora