Mata al brujo

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La mujer Nefilim Oscura tenía la piel pálida y el pelo largo y cobrizo. Podría haber sido atractiva una vez, pero ahora enredada con tierra y ramas, no parecía importante, acababa de colocar el alimento en los platos, avena, y un caldo de aspecto gris, para Magnus y Luke, y una botella de sangre para Raphael, en el suelo y se alejó de los prisioneros.

Ni Luke ni Magnus se movieron hacia su comida. Magnus se sentía demasiado enfermo como para tener apetito. Además, él vagamente sospechaba que Sebastian hubiera envenenado la avena, drogado o ambas cosas. Raphael, sin embargo, tomó la botella y bebió con avidez, tragando hasta que la sangre corría por la comisura de sus labios.

—Ahora, ahora, Raphael —dijo una voz desde las sombras, y Sebastian Morgenstern apareció en la puerta abierta. La Nefilim oscura inclinó la cabeza y se apresuró a salir por delante de él, cerrando la puerta detrás de ella.

Realmente se veía asombrosamente igual a su padre cuando tenía su edad, pensó Magnus. Esos extraños ojos negros, totalmente negros sin una pizca de color marrón o avellana, el tipo de característica que es hermosa porque es inusual. La misma sonrisa fanática al contraerse. Jace nunca había tenido esa imprudencia y alegría anárquica de auto aniquilación que él se había imaginado, mucho menos un fanático. Lo cual, Magnus pensó, era precisamente
la razón por lo que Valentine lo había despedido. Para aplastar a su oposición, se necesitaba un martillo, y Jace era un arma mucho más delicada que eso.

—¿Dónde está Jocelyn? —dijo Luke, por supuesto, su voz era un gruñido, con las manos en puños a los costados. Magnus se preguntaba cómo era que Luke podía mirar a Sebastian, si era tan parecido a Valentine, él había sido una vez su parabatai, debió ser doloroso, o esa era una pérdida que había desaparecido hace mucho tiempo—. ¿Dónde está ella?

Sebastian se rió, y eso era algo diferente en él; Valentine nunca había sido un hombre que se reía fácilmente. El humor sarcástico de Jace parecía haber nacido en su sangre, un rasgo claramente Herondale.

—Ella está bien —dijo—. Muy bien, y me refiero a que aún está viva. Qué es lo que mejor se puede esperar, ¿verdad?

—Quiero verla —dijo Luke.

—Uhmm... —dijo Sebastian, como si lo considerara—. No. No veo como eso me beneficie.

—Es tu madre —dijo Luke—. Podrías ser amable con ella.

—No es tu asunto, perro —por primera vez, había una sombra de juventud en la voz de Sebastian, un borde de petulancia—. Tú, pusiste tus manos sobre mi madre, por lo que Clary cree que eres su familia.

—Soy más familia de la que tú eres —dijo Luke, y Magnus le lanzó una mirada de advertencia cuando Sebastian se volteó, sus dedos se retorcieron hacia su cinturón, la empuñadura de la espada Morgenstern era visible.

—No —dijo Magnus en voz baja, y luego, más fuerte—: ¿Sabes que si tocas a Luke, Clary te odiará? Jocelyn, también.

Sebastian sacó su mano de la espada con un esfuerzo visible.

—Dije que no tengo la intención de hacerles daño.

—No, simplemente se resiste el rehén —dijo Magnus—. ¿Quieres algo... algo de la Clave, o algo de Clary y Jace. Yo diría que de este último; la Clave nunca te ha interesado mucho, pero te importa lo que piense tu hermana. Ella y yo somos muy cercanos, por cierto —añadió.

—No tan cercanos —el tono de Sebastian fue marchito—. Tú casi siempre intentas salvar la vida de todas las personas que conoces. No estoy tan loco.

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora