No voy a repetir ninguna de estas estúpidas mentiras a la Clave.

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LOS TRES SE SENTARON EN LA SALA DE ESTAR EN UN SILENCIO incómodo. Alec estaba sentado en el otro extremo del sofá, lejos de Magnus. Nada iba según lo planeado esta noche.

—¡Tessa! —Magnus dijo de nuevo, maravillado—. Qué visita tan inesperada. Y sin invitación.

Tessa se sentó y tomó un sorbo de té, luciendo perfectamente compues-ta. Ya que ella era una de las amigas más antiguas y queridas de Magnus, sentía que sería bueno si ella se viera un poco apenada. No lo estaba.

—Una vez me dijiste que no me perdonarías si no pasaba a visitarte cuando me encontrara en la misma ciudad que tú.

—Te habría perdonado —dijo Magnus con convicción—. Incluso te lo habría agradecido.Tessa miró a Alec.

Alec se estaba sonrojando. Los extremos de los labios de Tessa se curvaron hacia arriba, pero era amable y escondió su sonrisa detrás de su taza de té.

—Digamos que estamos a mano —dijo Tessa—. Después de todo, una vez me encontraste en una situación embarazosa con un caballero en la fortaleza de una montaña.

Su sonrisa medio oculta titubeó. Miró de nuevo a Alec, quien había heredado los colores de los cazadores de sombras que ya no estaban. Los cazadores de sombras que Tessa había amado.

—Deberías superarlo —aconsejó Magnus.

Tessa era una bruja como Magnus, y al igual que Magnus, estaba acostumbrada a superar el recuerdo de lo que había sido amado y perdido. Tenían la vieja costumbre de consolarse mutuamente. Tomó otro sorbo de té, y su sonrisa se restauró como si nunca se hubiera ido.

—Ciertamente lo he hecho —respondió ella.

Alec, que estaba mirando de un lado a otro como si estuviera sentado en la cancha central de un partido de tenis, levantó una mano.

—Lo siento, pero ¿ustedes dos estuvieron juntos?

Eso detuvo la conversación en seco. Tanto Tessa como Magnus se volvieron hacia él con idénticas miradas de sorpresa.

—Pareces más horrorizada que yo —le dijo Magnus a Tessa—, y por alguna razón me hiere profundamente.

Tessa le lanzó a Magnus una pequeña sonrisa, luego se volvió hacia Alec.

—Magnus y yo hemos sido amigos por más de cien años.

—Está bien —dijo Alec—. ¿Así que esta es una visita amistosa?

Había un tono al borde en su voz que hizo que Magnus levantara una ceja. Alec a veces se sentía incómodo con gente nueva. Magnus supuso que eso explicaba su tono. Magnus estaba tan encaprichado con él que parecía obvio. Era imposible que Alec pudiera estar celoso.Tessa suspiró. La luz de diversión en sus ojos grises se apagó.

—Desearía que esta fuera una visita amistosa —dijo en voz baja—. Pero no lo es.

Se movió en su asiento, tomando una posición un poco más tensa. Los ojos de Magnus se entrecerraron.

—Tessa —dijo—. ¿Estás herida?

—Nada que no se pueda curar —le respondió.

—¿Estás en problemas?

Le dirigió una mirada larga e ilegible.

—No —dijo Tessa—. Tú lo estás.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Alec, su voz repentinamente preocupada.

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora