Está trabajando demasiado

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El almacén de ladrillo rojo donde vivía Magnus se alzaba por encima de ellas. Jocelyn abrió las puertas de cristal de la entrada y se apiñaron en el interior, Clary intentando respirar por la boca mientras su madre pulsaba el timbre correspondiente a Magnus una, dos y tres veces. A la última, la puerta se abrió y ellas se apresuraron a subir las escaleras. La puerta del apartamento de Magnus estaba abierta y el brujo, apoyado en el friso, las esperaba. Llevaba un pijama color amarillo canario y, en los pies, zapatillas verdes con caras de alienígenas, completadas con antenitas brincadoras. Su cabello era una enmarañada, rizada y picuda masa de color negro y sus ojos verdes parpadearon cansadamente hacia ellas.

―Hogar San Magnus para Cazadores de Sombras Descarriados ―dijo, con voz profunda―. Bienvenidas. ―Hizo un arco con el brazo―. Las habitaciones de repuesto están en esa dirección. Límpiese las botas en la alfombra. ―Volvió a entrar en el departamento, dejándolas pasar por delante de él antes de cerrar la puerta. Hoy el lugar estaba arreglado con una especie de decoración falso-victoriana, con sofás de respaldo alto y largos espejos dorados por todas partes. Los pilares estaban enroscados con luces en forma de flores.


Había tres habitaciones de repuesto a lo largo de un pasillo corto, saliendo de la sala principal; Clary escogió una a la derecha, al azar. Estaba pintada de color naranja, como su antiguo dormitorio en Park Slope, y tenía un sofá cama y una pequeña ventana que daba a las ventanas oscuras de un restaurante cerrado. Presidente Miau estaba enroscado sobre la cama, con la nariz metida debajo de la cola. Ella se sentó junto a él y le rascó las orejas, sintiendo el ronroneo que vibraba en el interior de su pequeño cuerpo peludo. Mientras lo acariciaba, echó un vistazo a la manga de su suéter. Estaba manchada de oscuro y encostrada de sangre. La sangre de Luke.

Se puso de pie y se quitó el suéter con violencia. De su mochila sacó un par de jeans limpios y una camisa térmica negra de cuello en V, y se cambió. Se miró brevemente en la ventana, la cual le mostró un reflejo pálido, con el cabello colgando sin fuerzas, húmedo por la nieve y las pecas destacándose como manchas de pintura. No es que le importara cómo lucía. Pensó en Jace besándola (parecía como si hubieran pasado días, en lugar de horas) y le dolió el estómago, como si se hubiera tragado pequeños cuchillos.

Se aferró al borde la cama por un largo rato, hasta que el dolor desapareció. Luego respiró profundo y volvió a salir a la sala.

Su madre estaba sentada en una de las sillas de respaldo dorado, con sus largos dedos de artista envolviendo una taza de agua caliente con limón. Magnus estaba desplomado en un sofá rosa fuerte, con sus zapatillas verdes apoyadas sobre la mesa de café.

―La manada lo estabilizó ―estaba diciendo Jocelyn con voz exhausta―. Sin embargo, no saben por cuánto tiempo. Pensaban que pudo haber polvo de plata en la hoja, pero parece ser otra cosa. La punta del cuchillo... ―Levantó la vista, vio a Clary y se calló.

―Está bien, mamá. Soy lo suficientemente mayor para oír qué pasa con Luke.

―Bueno, no saben exactamente qué es ―continuó Jocelyn, suavemente―. La punta de la hoja que usó Sebastian se rompió contra una de sus costillas y se alojó en el hueso. Pero no pudieron recuperarla. Se... mueve.

―¿Se mueve? ―Magnus parecía desconcertado.

―Cuando intentaron removerlo, se enterró en el hueso y estuvo a punto de quebrarlo ―explicó Jocelyn―. Luke es un hombre lobo, se cura con rapidez, pero eso está ahí, desgarrando sus órganos internos y evitando que la herida se cierre.

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora