Alec nunca hacía bromas

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El cementerio estaba en las faldas de Queens, donde había hileras de casas Victorianas convertidas  en  apartamentos,  pintados  de  colores  pastel:  rosa,  verde  y  azul.  Las  calles  estaban desiertas y vacías, la avenida llevaba al cementerio sin luz, excepto por una farola. Les tomó muy poco con las estelas, atravesar las puertas cerradas, y otro poco encontrar una lugar bueno para que Rafael comenzara a cavar. Estaba hasta la cima de una colina baja, cercado por una apretada línea de  árboles.  Clary,  Jace  e Isabelle estaban  protegidos  por  un glamour, pero  no había  manera de esconder a Rafael o el cuerpo de Simon, así que los árboles eran un ocultamiento genial. Los lados de la colina no se veían desde el camino y estaba moteada con lápidas, muchas de ellas con una puntiaguda Estrella de David hasta arriba. Brillaban a la luz de al luna, blancas y cremosas como la leche. A la distancia había un lago, con su superficie plateada y brillando. Un lugar bonito, pensó Clary.

  Un  buen  lugar  para  venir  y  dejar  flores  en  la  tumba  de  alguien,  para  sentarse  un  rato  y pensar acerca de la vida de ése alguien, de lo que significaba para ti. No un buen lugar para venir enla noche, escondidos en la penumbra, para enterrar a un amigo en una fosa de tierra sin ataúd y sin decir unas palabras antes.

-¿Sufrió? –le preguntó a Rafael

Él  la  miró  desde  el  pequeño  agujero  que  había  cavado,  apoyado  en  la  pala  como  el sepulturero de Hamlet.

-¿Qué?

-Simon ¿Sufrió? ¿Los vampiros lo lastimaron?

-No. La muerte por desangramiento no es un modo tan difícil de morir –dijo Rafael, con su voz musical- La mordida te adormece. Es agradable, como irte a dormir

Una ola de mareo la recorrió, y por un momento, pensó que se desmayaría.

-Clary

La voz de Jace salió de en medio de las sombras.

-Vamos. No tienes que ver esto

Él la tomó de las manos. Detrás de él estaba Isabelle, con el látigo en la mano. Habían envuelto el cuerpo de Simon en una manta y estaba sobre el piso a sus pies, como si ella cuidara de eso. No eso, se recordó con fiereza. Él. Simon.

-Quiero estar aquí cuando despierte

-Lo sé. Volveremos en unos minutos

Como ella no se movía, Jace la tomó del brazo y ella no opuso resistencia mientras la jalaba lejos hasta el otro lado de la colina. Había unas cepas ahí, junto a unas tumbas; él se sentó en una, subiéndose la chamarra. Estaba muy tranquilo. Clary vio su aliento frío cuando exhalo.

Se  sentó  junto  a  Jace  y  miró  hacia  el  lago.  Podía  oír  el  rítmico  tump-tump  de  Rafael  al golpear con la pala la tierra del suelo. Rafael no era humano; trabajaba rápido. No le tomó mucho cavar  una  tumba.  Y  Simon  no  era  una  persona  alta,  la  tumba  no  sería  tan  profunda.  Sintió  el estómago pesado, darle un tirón. Se retorció al frente, con las manos sobre su vientre.

-Me siento mal

-Ya lo sé. Es por eso que te traje aquí. Te veías como si fueras a lanzarte a los pies de Rafael

Ella hizo un sonido leve, como el croar de una rana.

-Quizá le hubiera quitado la sonrisa de la cara –observó Jace- Habría que considerar eso

-Basta –el dolor menguó.

Ella alzó la cabeza, mirando a la luna, un círculo de polvo de plata brillando en un mar de estrellas.

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora