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-Simon...

-Mira. –Él la cortó con un gesto, sus ojos oscuros ensanchándose–. Ahí abajo.      El  sol  era  una tajada  roja sobre  el  horizonte;  mientras ella  miraba,  éste parpadeó y se desvaneció, desapareciendo tras el borde oscuro del mundo. Las   torres   demonio   de   Alicante   brillaron   con   una   repentina   vida incandescente.  A  su  luz  Clary  pudo  ver  la  oscura  multitud  pululando inquietamente alrededor de la Puerta Norte.

-¿Qué está pasando? –susurró ella–. El sol se ha puesto, ¿por qué no se están abriendo las puertas?

Simon estaba inmóvil.

-La Clave –dijo él–, ellos deben de haber dicho no a Luke.      -¡Pero   no   pueden   haber   hecho   eso!   –La   voz   de   Clary   se   elevó repentinamente–. Eso significaría...

-Van a rendirse a Valentine.

-¡No  pueden!  –Clary  gritó  de  nuevo,  pero  incluso  mientras  estaba mirando,   podía   ver   los   grupos   de   figuras   oscuras   rodeando   las protecciones,  volviéndose  y  alejándose  de  la  ciudad,  saliendo  en  tropel como hormigas fuera de un hormiguero destruido.      El rostro de Simon estaba cerúleo con la luz desvaneciéndose.

-Supongo –dijo él–, que realmente nos odian tanto. De verdad prefieren elegir a Valentine.

-No  es  odio  –dijo  Clary–,  es  que  tienen  miedo.  Incluso  Valentine  tuvo miedo. –Ella dijo esto sin pensar, y mientras lo decía se daba cuenta de que era verdad–. Miedo y celos.

Simon le dirigió una mirada de sorpresa.

-¿Celos?

Pero Clary había vuelto al sueño que Ithuriel le había mostrado, la voz de Valentine haciendo eco en sus oídos. "Quería preguntarle por qué. Por qué  nos  creó,  a  su  raza  de Cazadores  de  Sombras,  pero  no  nos  dio  los poderes   que   tienen   los   Subterraneos...,   la   velocidad  de los  lobos,   la inmortalidad  del  Reino  de  las  Hadas,  la  magia  de  los  brujos,  incluso  la resistencia de los vampiros. Él nos dejó desprotegidos ante los huéspedes del infierno a no serpor estas líneas pintadas sobre nuestra piel. ¿Por qué deben  ser  sus  poderes  mayores  que  los  nuestros?  ¿Por  qué  no  podemos participar de lo que ellos tienen?"

Sus  labios  se  despegaron  y  bajó  la  mirada  ciegamente  hacia  la  ciudad. Ella era vagamente consciente de que Simon estuviera diciendo su nombre, su  mente  estaba  trabajando  a  la  carrera.  El  ángel  podía  haberle  mostrado cualquier cosa, pensó ella, pero había elegido mostrarle esas escenas, esos recuerdos,  por  una  razón.  Pensó  en  Valentine  gritando,  "¡Que  nosotros debamos estar ligados a los Submundos, atados a esas criaturas! "

Y una runa. La que había soñado. La runa tan simple como un nudo. "¿Por qué no podemos participar de lo que ellos tienen?"

-De  unión  –dijo  ella  en  voz  alta–.  Es  una  runa  de  unión.  Une  la preferencia y la aversión.

-¿Qué? –Simon levantó la mirada hacia ella con confusión.

Ella se levantó tambaleándose, sacudiéndose la suciedad.

-Tengo que bajar ahí. ¿Dónde están?

-¿Dónde están quienes? Clary...

-La Clave. ¿Dónde están reunidos? ¿Dónde está Luke?

Simon se puso en pie.

-En el Salón de los Acuerdos. Clary...

Pero ella ya estaba corriendo hacia el sendero serpenteante que llevaba a la ciudad. Maldiciendo bajo la respiración, Simon la siguió

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora