Te perdone porque te amo y odio estar sin ti

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—Creo que es una agradable ceremonia.

Alec se giró y vio a su padre, su gran mano alrededor una frágil copa de champan,  mirando  fijamente  a  los  invitados.  Robert  era  un  hombre  grande, amplio  de  hombros,  nunca  en  su  mejor momento  con  un  traje:  lucía  como  un descuidado chico de escuela que había sido forzado en ese traje por su irritante padre.

—Hola  —dijo  Alec.  Podía  ver  a  su  madre,  a  través  de  la  habitación, hablando con Jocelyn. Maryse tenía más rayos grises en su oscuro cabello de lo que recordaba; lucia elegante, como siempre lo hizo—. Fue bueno que vinieras —agregó de mala gana. Sus padres habían estado casi dolorosamente agradecidos  de  que  Isabelle  y  él  hubiesen  retornado  a  ellos  después  de  la Guerra Oscura. Demasiado agradecidos para estar enfadados o regañarlos. Tan agradecidos con Alec por decirle más que nada a ambos sobre Magnus; cuando su  madre  había  vuelto  a  New  York  él  había  recogido  el  resto  de  sus  cosas  del Instituto y se había mudado a un apartamento en Brooklyn.  Aunque estaba en el Instituto cada día aun visitaba a su madre frecuentemente, pero Robert había permanecido  en  Alicante  y  Alec  no  había  tratado  de  contactarlo—.  Fingiendo ser civilizado con mamá y todo eso, muy bueno.

Alec vio a su padre encogerse de dolor. Él fingió ser gracioso, pero nunca se le había dado bien ser gracioso. Siempre lucia falso.

—No fingimos ser civilizados —dijo Robert—. Aún amo a tu madre; nos preocupamos  el  uno  por  el  otro.  Simplemente...  no  podemos  estar  casados. Debimos  haber  terminado  esto  antes. Pensamos  que  estábamos  haciendo  lo correcto. Nuestras intenciones eran buenas.

—Camino al Infierno —dijo Alec, concisamente y miro hacia su vaso.

—Algunas veces —dijo Robert—, escoges con quien quieres estar cuando eres muy joven, luego cambias, y ellos no cambian contigo.

Alec tomo una lenta respiración; sus venas estaban repentinamente crepitando con rabia.

—Si eso significa una indirecta para Magnus y para mí, puedes metértela por el culo —dijo—. Perdiste el derecho de tener alguna jurisdicción sobre mí y mi  relación  cuando  dejaste  claro  lo  poco  que  a  ti  te  importaba,  un  Cazador  de Sombras gay no era realmente un Cazador de Sombras. —Él puso su copa en un altavoz cercano—. No estoy interesado.

—Alec.  —Algo  en  la  voz  de  Robert  hizo  a  Alec  girarse;  no  sonaba enfadado, solo... entrecortado—.  Lo  hice,  dije  cosas  imperdonables.  Lo  sé  —dijo—,  pero  siempre  había  estado  orgulloso  de  ti,  y  no  estoy  menos  orgulloso ahora.

—No te creo.

—Cuando tenía tu edad, más joven, tenía un parabatai —dijo Robert.

—Sí, Michael Wayland —dijo Alec, no preocupándose si sonaba cortante, ni por la mirada en la cara de su padre—. Lo sé. Es por eso qué tomaste a Jace. Siempre pensé que no habíais sido particularmente cercanos. No parecías extrañarlo demasiado o recordar que él estaba muerto.

—No  creía  que  estaba  muerto  —dijo  Robert—.  Sé  que  puede  parecer difícil  de  imaginar;  nuestro vinculo  había  sido  sentenciado  al  exilio  legado  por la  Clave,  pero  incluso  antes  de  eso,  habíamos  crecido  aparte.  Hubo  un  tiempo, sin  embargo,  cuando  éramos  cercanos,  los  mejores  amigos; hubo  una  vez cuando me dijo que me amaba.

Algo sobre el peso que su padre puso en las palabras trajo a Alec cerca.

—¿Michael Wayland estaba enamorado de ti?

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora