Cuán rápido se desvanece la hermosura humana

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―La Clave puede ser así ―dijo Isabelle―. Supongo que no deberíamos haber esperado algo más.

Basia coquum―dijo Simon ―. O cualquiera sea su lema.

―Su lema es 'Descensus A verno facilis est.' 'El descenso al infierno es fácil' ―dijo Alec―. Acabas de decir "Besa al cocinero".

―Maldita sea ―rezongó Simon―. Sabía que Jace me estaba tomando el pelo. ―Su húmedo cabello castaño le cayó de nuevo sobre los ojos; se lo apartó con un gesto impaciente que dejó que Clary captara un vistazo de la plateada marca de Caín en su frente―. ¿Ahora qué?

―Ahora vamos a ver a la Reina Seelie ―contestó Clary. Mientras tocaba la campana en su garganta, le explicó a Simon acerca de la visita de Kaelie en la recepción de Luke y Jocelyn, y su promesa a Clary de la ayuda de la Reina Seelie. Simon parecía dudoso.

―¿La señora pelirroja de mala actitud que te hizo besar a Jace? Ella no me agrada.

―¿Eso es lo que recuerdas sobre ella? ¿Que hizo que Clary besara a Jace? ―Isabelle sonaba molesta―. La Reina Seelie es peligrosa; esa vez estaba haciendo el tonto. Normalmente le gusta enloquecer a unos pocos humanos hasta los gritos, todos los días antes del desayuno.

―No soy humano ―comentó Simon―. Ya no. ―Sólo miró a Isabelle de forma breve, bajó la mirada, y giró hacia Clary―. ¿Quieres que vaya contigo?

―Creo que sería bueno tenerte ahí. Daylighter, marca de Caín... algunas cosas tienen que impresionar incluso a la Reina.

―No apostaría por ello ―dijo Alec.

Clary miró más allá de él y preguntó―: ¿Dónde está Magnus?

―Dijo que sería mejor si no iba. Aparentemente, él y la Reina Seelie tienen algún tipo de historia.

Isabelle levantó las cejas.

―No ese tipo de historia ―explicó Alec, irritado―. Alguna clase de disputa. Aunque ―añadió, medio susurrando― por la forma en que se comportaba antes de mí, no estaría sorprendido.

―¡Alec! ―Isabelle se quedó atrás para hablar con su hermano, y Clary abrió su paraguas con un chasquido. Era uno que Simon le había comprado hace años en el Museo de Historia Natural y tenía un patrón de dinosaurios por fuera. Vio que la expresión de él se tornó divertida cuando lo reconoció.

―¿Caminamos? ―inquirió él, y le ofreció su brazo.

La lluvia caía sin parar, creando pequeños riachuelos fuera de las cunetas y el agua salpicaba desde las ruedas de los taxis que pasaban. Era extraño, pensó Simon, que aunque no tuviera frío, la sensación de estar mojado y pegajoso todavía fuera irritante. Desplazó la vista ligeramente, mirando a Isabelle y Alec por sobre el hombro; Isabelle en realidad no había encontrado su mirada desde que habían salido del Instituto, y se preguntó qué estaría pensando. Parecía querer hablar con su hermano, y cuando se detuvieron en la esquina de Park Avenue, la oyó decir―: Entonces, ¿qué piensas? ¿De que papá presentara su nombre para el puesto de Inquisidor?

―Pienso que parece un trabajo aburrido. ―Isabelle estaba sosteniendo un paraguas, era de plástico transparente, decorado con calcomanías de flores coloridas. Era una de las cosas más femeninas que Simon hubiera visto alguna vez, y no culpaba a Alec por salirse debajo de éste y arriesgarse con la lluvia―. No sé por qué lo querría.

―No me importa si es aburrido―Isabelle siseó en susurros―. Si lo acepta, estará en Idris todo el tiempo. Como, todo el tiempo. No puede dirigir el Instituto y ser el Inquisidor. No puede hacer dos trabajos a la vez.

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora