Tal vez Magnus no quería ser conocido

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EN SU PRIMERA NOCHE EN PARÍS, ALEC NO HABÍA PODIDO dormir. Se había levantado de la cama y se paseaba por la habitación. Seguía mirando a Magnus dormir en su cama, la cama en la que dormían juntos. Nada más había sucedido en esa cama todavía y Alec estaba dividido entre la esperanza y el miedo cuando pensaba en lo que podría suceder ahí pronto. El pelo negro y sedoso de Magnus se extendía sobre la almohada blanca, su piel era de un marrón intenso contra las sábanas. El brazo fuerte y delgado de Magnus se movió al espacio donde había estado Alec, con un delgado brazalete de oro brillando en su muñeca. Alec no podía creer completamente que esto le estaba pasando. No quería estropearlo.

Una semana después y se sentía exactamente igual. No le importaba si estaban luchando contra un culto o en un globo aerostático, o, si en realidad, luchaban contra un culto desde la plataforma de un globo aerostático, algo que estaba empezando a sentirse como un futuro creíble en su vida. Estaba feliz de estar con Magnus. Nunca se había imaginado que unas va-caciones románticas, con alguien con quien realmente quería estar, era algo que realmente podía tener o incluso algo que estaba bien querer.

Dicho esto, no quería que su padre escuchara sobre el posible estatus de su nuevo novio como fundador de un culto de adoración a demonios y le aterrorizó la idea de que la Clave escuchara estas teorías sobre Magnus. Eventualmente, lo escucharían a través de otros canales, sin importar qué tan guardada mantuvieran la información Alec y Magnus.

«La Ley es dura, pero es la Ley», decía su gente y Alec sabía lo difícil que podía ser. Había visto cómo la Clave trataba a los cazadores de sombras bajo sospecha de irregularidades. Sería mucho peor para un subterráneo. Alec había visto a Simon, el amigo de subterráneo de Clary, encarcelado, cuando en realidad Simon no había hecho nada. La idea de que Magnus, una presencia tan brillante, fuera encerrado en la oscuridad, hizo que Alec se estremeciera.

La noche anterior, ambos se habían ido a la cama poco después de que Tessa se hubiera ido, pero Magnus había temblado y girado inquietamente. En un momento dado, Alec se había despertado brevemente y descubrió a Magnus, sentado en posición erguida en la cama, mirando hacia la oscuridad. Cuando Alec se había ido esta mañana, Magnus había estado dormido, pero había estado acostado torpemente en la cama, como si su cuerpo se hubiera rendido por el agotamiento, a mitad del movimiento. Su boca estaba abierta. No era la representación de la elegancia que normalmente era.

Alec estaba acostumbrado a sentir una combinación de afecto y mo-lestia hacia las personas que amaba. Por lo general, comenzaba la relación con un sentimiento de molestia total y un afecto mínimo, y luego, a medida que pasaba el tiempo, la molestia disminuía y el afecto crecía. Esto describía el arco de su relación con Jace, su parabatai y su amigo más cercano, y más recientemente describía cómo se había sentido con Clary Fairchild cuando entró en sus vidas. Clary había tenido sus propios recuerdos perdidos y el regreso de esos recuerdos los había ayudado a ganar una guerra. En ese caso, Magnus había hecho los encantamientos de memoria él mismo. Y ahora parecía que alguien había escondido los recuerdos de Magnus, años y años atrás.

A Alec nunca había le había molestado Magnus en absoluto. No estaba seguro de qué hacer con eso. El caos se arremolinada y orbitaba alrededor de Magnus como una nube de brillo y la propia tolerancia de Alec a ese caos nunca dejaba de sorprenderlo.

Ahora que regresaba al apartamento de Magnus, después de su entrenamiento matutino. Era una mañana fresca y una capa de rocío cubría gran parte de París. El sol comenzaba a asomarse por encima de los edificios en el horizonte.

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora