Te amo, sin importar lo que pase.

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Se decidió, aunque no sin una gran cantidad de discusión, que con el fin de convocar a Raziel, el Equipo Bueno necesitaría encontrar un lugar bastante aislado.

―No podemos convocar a un ángel de casi veinte metros en medio de Central Park ―observó Magnus secamente―. La gente lo puede notar, incluso en Nueva York.

―¿Raziel mide casi veinte metros? ―preguntó Isabelle. Estaba hundida en un sillón que había acercado a la mesa.

Había círculos bajo sus ojos oscuros; ella, como Alec, Magnus y Simon, estaba exhausta. Habían estado despiertos por horas, estudiando libros de Magnus tan antiguos que sus páginas eran tan delgadas como piel de cebolla. Tanto Isabelle como Alec sabían leer en griego y latín, y Alec tenía un conocimiento más grande de las lenguas demoniacas que Izzy, pero aun así, había muchas que sólo Magnus entendía. Maia y Jordan, al darse cuenta de que podían ser de más ayuda en cualquier otra parte, habían ido a la estación de policía a ver cómo estaba Luke. Mientras tanto, Simon había intentado ser útil de otras formas: llevando comida y café, copiando símbolos mientras Magnus lo instruía, trayendo más papel y lápices, e incluso alimentando a Presidente Miau, que le había agradecido escupiendo una bola de pelos en la cocina de Magnus.

―De hecho, sólo mide diecisiete metros, pero le gusta exagerar ―dijo Magnus. El cansancio no estaba mejorando su temperamento. Su cabello estaba en punta, y había manchas de brillo en el dorso de sus manos donde se había restregado los ojos―. Es un ángel, Isabelle. ¿No has estudiado nada?

Isabelle chasqueó la lengua, molesta.

―Valentine convocó a un ángel en su celda, no veo por qué necesitas todo ese espacio...

―Porque Valentine simplemente es MUCHO MÁS INCREÍBLE que yo ―espetó Magnus, dejando caer su lápiz―. Mira...

―No le grites a mi hermana ―le dijo Alec. Lo dijo suavemente, pero con fuerza tras las palabras. Magnus lo miró sorprendido. Alec continuó―. Isabelle, el tamaño de los ángeles, cuando aparecen en la dimensión terrenal, varía según su poder. El ángel que convocó Valentine era de un rango menor que Raziel; y si fueras a convocar a un ángel de un rango incluso mayor, como Miguel o Gabriel...

―No podría hacer un hechizo que los confinara, incluso momentáneamente ―dijo Magnus, sometido―. En parte estamos convocando a Raziel porque esperamos que como creador de los Cazadores de Sombras, tenga una compasión especial... por su situación. Además, está en el rango correcto. Un ángel menos poderoso podría no ser capaz de ayudarnos, pero un ángel más poderoso... bueno, si algo va mal...

―Podría no ser sólo yo el que muera ―completó Simon.

Magnus lució adolorido, y Alec bajó la vista a los papeles desparramados a través de la mesa. Isabelle puso su mano sobre la de Simon.

―No puedo creer que de verdad estemos aquí hablando de convocar a un ángel ―dijo ella―. Toda mi vida he jurado en nombre del Ángel. Sabemos que nuestro poder viene de ángeles, pero la idea de ver uno... no puedo imaginarlo, en realidad. Cuando intento pensar en ello, es una idea demasiado grande.

Se hizo el silencio en la mesa. Había una oscuridad en los ojos de Magnus que hizo que Simon se preguntara si había visto un ángel alguna vez. Consideró si debía preguntar, pero el zumbido de su celular lo salvó de decidir.

―Un segundo ―murmuró, y se puso de pie. Abrió el teléfono y se inclinó contra uno de los pilares del loft. Era un mensaje de texto (varios) de Maia.¡BUENAS NOTICIAS! LUKE ESTÁ DESPIERTO Y HABLANDO. PARECE QUE VA A ESTAR BIEN.

Amor diferente (Malec) - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora