T1C11: Carencia de chorizo.

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Después de hacerla de Carlos Mercenario, con un ritmo y velocidad increíble para alguien que viste una falda larga (característica de las mujeres de la iglesia de la Luz del Mundo), una blusa negra y un gorrito de Rammstein (su agrupación preferida), Nara estaba muy dispuesta a tirarle los dientes a Fer. Abiatti ya era notificado por Gabo y Cema, quienes lo visitaron a su habitación directamente. Sin embargo, el señor Pourway estaba aún con sus hijos en el restaurante Indo-argentino. Al poco rato, Abiatti recibió una llamada desde el número de Gabozaki.

  —¿Aló? —Contestó Abiatti.
  —¡Abiatti! Cema y yo te estuvimos buscando en todo el edificio. ¿Dónde estás? —Respondió Gabo, exhausto y sudoroso.
  —Oigan ¿No era más fácil hacerme una llamada? ¿Para qué correr hasta mi casa?
  —No cargábamos nuestros teléfonos, wey.
  —Uy, perdonen.
  —¡Abiatti, esto es urgente! Nara Aquino quiere arruinar la belleza de tu novia.
  —¿Fer?
  —¡Sí!
  —No es mi...
  —¡Debes ir ahora mismo!
  —Cielos. No ahora. Me disculpo, pero estoy pasando algo de tiempo de caridad con...
  —La dupla de comediantes. Te vas a morir de la risa.
  —Oh, Gabo...
  —Bueno, lo siento...
  —Gabo. Iré en cuanto pueda. ¿No puedes hacerte cargo?
  —Si Angéllyka me mira poniéndole un dedo a una de ellas me quedaré sin hacer el frutifantástico¹ por un mes entero.
  —No exageres.
  —Bueno, no quiero ¿Sí?
  —Entonces dile a Cema que trate de controlar a Nara.
  —¡Ya estás!
  —Bien...
  —¡Oye, oye, oye! ¿Está bueno el chorizo Argentino?
  —No había. Me quedé con las ganas.
  —¡Hahahaha!
  —¡Ah, ya entendí! No seas así.
  —Haha, claro... ¡Cielos! Me temo que iré pronto. Espero que lo tengan aún.
  —Vale, luego te paso la dirección.
  —¡Sale! ¡Ahí nos vemos!
  —Cuelga tú, tengo las manos llenas de chimichurri y curri.
  —Está bien. Llega lo antes posible.

Tras colgar Gabo la llamada, Cema estaba muy alarmado. Él quería saber a toda costa si Abiatti haría algo al respecto.

  —¿Qué te dijo, Gabo? ¿Ya viene?
  —Está comiendo con sus hijos.
  —Gabo... ¿qué comerás?
  —No es hora de pensar en eso, Cema.
  —Fui por chorizo y no había. Quería hacerlo con huevo.
  —¡Qué casualidad! No encontró Abiatti el chorizo Argentino y tú no pudiste encontrar el Mexicano.
  —¿De veras?
  —No es el momento. Ve a calmar a Nara, yo iré al baño.
  —Como digas, hermano.
  —Amo el chorizo de Tepatitlán —Dijo Gabo, Cema se detiene abruptamente.
  —¡Y yo el de Toluca!
  —Pero el Chorizo local no está tan mal, Cema.
  —Lo sé, aunque no sé dónde lo venden.
  —Parece que dejaron de hacerlo o qué sé yo. ¡Ya, deja voy o se me va a salir!

Después de la comida, ya por la tarde, en la habitación de Xu Wang y Feng Li, estos chicos, luego de seguir mirando programas de bromas y chistes burdos, estaban revisando el refrigerador para saber qué es lo que comerán. Encontraron algo que ninguno de ellos había visto antes.

  —¿Qué es eso? —Preguntó Xu Wang.
  —Debe ser un intestino, hermano.
  —No, me recuerda al salchichón alemán.
  —¡Hey! Dicen que si lo comes te causa dolor de cabeza.
  —Guácala. No quedan más manzanas. Abiatti ni siquiera nos enseñó a manejar la estufa alienígena esa.
  —Halógena, Xu Wang.
  —Como sea. Nos dio 300 utis a cada uno. Podemos ir al Burger King o al McDonald's.
  —Venimos atiborrados de tragazón, Xu Wang. No puede ser que quieras ir a otro restaurante.
  —No estaría mal, hermana.
  —Recuerda que somos chinos. La gente tiene una visión muy distorsionada de los chinos. Tenemos suerte de vivir en el país más equitativo y tolerante del mundo. Si estuviésemos en otro país creerían que vamos a introducir una enfermedad desconocida, como en el 57' y 58' con la Gripe Asiática, en el 68' con la gripe de Hong Kong, en el 97', 2003 y 2013 con la gripe aviar, el SRAS de Cantón en el 2002 y 2003, y con el SRAS de Wuhan en 2020 y 2021. Y si no es eso empezarían a cuidar más a sus mascotas pues tienen la creencia estúpida de que nos alimentamos de ellas. No pertenecemos aquí, hermano. Será mejor que veamos un tutorial de cómo cocinar ese... embutido y de cómo usar la estufa. Luego vamos al Burger King, amo el refill ilimitado gratis.
  —Está bien, Feng Li.

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