Un nuevo amanecer era generado, la ciudad se reponía paulatinamente de la ausencia de porno. Los vencejos, sinsajos, arrendajos y cernícalos, parecían tocar cánones, sonatas y fugas. Staccato, Glissando, Tremolo. El sentir era, en general, de mejoría, y afrontar las calamidades era ya un bien necesario e impostergable que, hasta como van saliendo las cosas, parece también ser sinónimo de unidad.
Gabozaki se levantó de su cama, tosiendo aún más. Ahora, sí se sentía mal. A su tusígeno inicio de día se le añadía un dolor de pecho que se sentía como un témpano de hielo que conducía sufrimiento ante cada convulsa tos. Su estado general era decaído. Ni siquiera podía servirse agua, por lo que le pidió a su hijo que lo hiciera por él. No faltaba mucho tiempo para ir a recoger los resultados de los análisis generales.
Xu Wang, por su parte, caminaba por la calle, dirigiéndose a su casa, tras haber ido a una tienda de cosas frikis. Mientras pateaba la hojarasca, sintió algo duro en su zapato. Al buscar entre el limo, encontró algo desconocido para él. Una placa Klashuvalaq apócrifa, pero igualmente funcional. Al enterarse de quién la había encontrado, Papvoloutróbulous A, atolondrado por el repentino estiaje, fue directo a quitárselo.
—Debo llevarme esto, señor Wang.
—Es mi segundo nombre, no mi apellido... ¿Y por qué me lo quita así nomás? ¿Me dará algo a cambio?
—Amm... No. Lo siento.
—Entonces... —arrebató la placa de las ectrodáctilas manos de A. —¡Te doy pura madre!
—Señor Zhong, ese objeto es muy peligroso. Tengo órdenes de confiscarlo.
—¿O si no, qué? ¿Me llevarás a la corte marciana?
—Eso no existe... Realmente no sé si deba hacerte algo.
—Te la daré si me dejas usarla durante hoy... ¿Cómo funciona?
—Debes decir "Pe Nema jlébulu" y pensar en qué necesitas. Pensar, no decirlo.
—¡Fascinante! ¡Trato hecho, cosa flotante!
—Prefiero que me llamen Papvoloutróbulous A.
—Nadie puede pronunciar eso.
—Dime A.
—¡Bien!El jarkariano A comenzaba a dudar precozmente de si era buena idea darle el Klashuvalaq a Xu Wang. Fue a dialogarlo con sus similares, y por supuesto que no estaban nada de acuerdo. El asiático, por su parte, finalmente llegó a su casa con su hermana. Ella acababa de hacer el desayuno, por lo que ambos fueron directo a tomar asiento dentro del comedor.
—Me pregunto por qué Gabo Jr no asistió a clases hace unos días. —dijo Feng Li mientras calentaba tortillas.
—Fue al partido amistoso con su nueva mamá, la señorita De Soussa. —Respondió Xu Wang,
—Está bien deliciosa esa vieja...
—¡¿Feng Li?!
—Este... ¿Qué?
—¿Eres gay?
—Casi.La niña avistó el objeto en el bolsillo derecho del shorts de su hermano. El cuestionamiento no tardó en llover como granizo.
—¿Para qué sirve ese extraño objeto?
—Es una placa Klashuvalaq, no sé qué simboliza, pero si gritas como Tlibirzkóeye, serás ayudado por fuerzas cósmicas.
—¿Puedo usarla?
—Nel pastel. Es sólo para mí.
—Úsala como te plazca, egoísta de mierda.
—Lo siento, fue una condición.
—¡Condición mis pendejos!
—¡Oye, calma! ¿Qué pasa?
—¿Recuerdas lo de la clase de ciencias de ayer con "Nishibomba"?
—Oh... ¡Ooh! ¡Feng Li! ¡Ya eres una mujer adulta!
—¿No lo entiendes?
—Pues... Sangras y ya.
—¡Una vez al mes por el resto de mi vida! ¡Y tuve suerte porque no sentí dolor!
—Es cierto. A mí Ánnika le da un dolor bien pasado de Burger King.Por otro lado, Ptégonnikh Uchánsk mantenía una charla con su sobrina, Kara Zólztiz. Una joven politóloga y estudiosa de los derechos humanos. Hacía tanto sin que ambos mediaran palabra, pues Kara se mudó a Karitkhaan, y gracias a las leyes algo estrictas del país en cuestión, le fue muy difícil recuperar contacto con su familia.
—Mucho sin verte, ¿Cómo ha estado tu abuelita?
—La libró, tío. Está en casa, disfrutando de su pensión.
—¡Menos mal!
—¿Cómo ha estado Amer? Mi papá me contó algo pero no le entendí mucho por ser llamada a distancia.
—No deseo tocar ese tema, hija.
—¿Qué pasó?
—Se desapareció de mi vida... Bueno... De la vida de toda su familia.
—¿Cómo?
—Yo... Cometí un error, pero... No sabía absolutamente nada, y aún así me siento culpable. Es todo un caso.
—¡Cuenta!
—¿Recuerdas a Tdrathy?
—Sí. Que en paz descanse.
—Él solía tener una linda novia llamada Shathérynai. Yo... Me acosté con ella.
—¡¿Qué?!
—Espera... Eso no es todo. Ella me buscó porque se sentía sola, jamás me dijo algo sobre estar casada, y al haberme desaparecido de la vida de mis hijos primero, me perdí sus bodas.
—Vaya...
—Entonces... jamás me cruzó por la mente que podría estar con la esposa de mi hijo. Ella quedó embarazada de mi. Yo volví a tener contacto con Tdrathy días antes de que muriera. Sigo sintiendo que fue mi culpa pero, no me enfocaré en eso. No sé qué pasó tras la muerte de Tdrathládilayev que Shathérynai y Amer se hicieron pareja, honestamente no sé. Peor aún, Shathy jamás se dio cuenta que estaba embarazada hasta que dio a luz. Amer nunca tuvo sexo con ella, entonces estaba contento de que fuese a ser un hijo de su hermano. No obstante... No sé cómo le hicieron para sacarme ADN y comprobar que ese hijo era mío. Lo que tampoco sé es por qué hasta ahora no me ha buscado Shathérynai... Total... Me divorcié de Ankara hace unos meses. En fin, Amer se enojó conmigo por haberme acostado con ella cuando ella solía estar casada con Tdrathy. Es... Enredoso.
—¡Ya veo! ¿Has pensado en buscar a Shathérynai?
—No.
—Sí se conocen... ¿Verdad?
—No.
—¿Entonces?
—No tiene caso, Kara. No quiero hacerme cargo.
—¿Estás consciente de que podría demandarte?
—Sí, pero... Ya ha pasado mucho tiempo.
—¿Has sabido algo de ella?
—No.
—Deberías de preguntar. ¿Sabes quién puede conocerla?
—No.
—¿Sabes dónde vive?
—Tengo entendido que heredó la morada de Tdrathládilayev.
—¿Qué?
—Sí.... terminó siendo su casa por la herencia.
—Deberías de buscarla.
—La verdad... No quiero.
—¡Vamos, tío! Podría ser algo bueno.
—No lo sé...
—Bueno... No te presiono.
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Zwölfmex
Юмор¿Te gustan los finales non sequitur? A nosotros tampoco. Prepárate para las divertidas, algo extrañas y a veces románticas aventuras de un cuarentón soltero al llegar, con sus primos y su hermana, a la capital de un país hasta ahora desconocido. Pas...