Gabo y Abiatti discuten sobre la nueva fecha para la salida al club campestre para festejar a Joqī y conmemorar el natalicio de su abuelita, la gran Doña Lore. Ambas fechas ya pasaron y el mes de Febrero no tendría reparo en dejarse venir duro y sin nada que resbale. Abiatti está de acuerdo en hacerlo el día 7 de febrero pero Gabo siente que sería mejor este mismo fin de semana. Lo malo es que no están tomando en cuenta otras opiniones, como las de Yeret, Cema, Eli, o del mismo festejado. Al tener cosas qué hacer, deciden hacerse a un lado y dejar la plática pendiente. Abiatti se dirigiría a su despacho y Gabo tiene entrenamiento de cara a un partido de liga de la NSPC en contra de Cnack Nahad.
Saliendo de la Estética Fragginson, sobre la calle Mustela, en la Colonia Hébridas, caminaba pomposa una mujer en sus tempranos cuarenta. Su andar era reservado pero su estrafalario atuendo capturaba la atención de más de un peatón. Se aprestaba para ir a una reunión con su novio, un apasionado dibujante digital, de apenas 22. Ella es Hannibal Rot, una persona que, en su tiempo, solía dedicarse al cine para adultos y a la venta de material explícito, así como streaming de videojuegos. Su novio actual se llama Fréddem, un tipo joven, delgado, pero muy alto. Se verá con él en un restaurante elegante y tendrán una comida por su segundo aniversario. A él no le importaba que su novia haya sido profanada por varios hombres años atrás, él la quiere y la respeta tal cuál es. Aún en la calle, un sujeto de un aspecto con esencia de vagabundo la miró a lo lejos y entró en pánico. "No puede ser. ¡Es mi ex!", Pensó. El pobre hombre de 42 años no daba crédito. Se aguantó las ganas de preguntar y regresó a su antigua casa, para asearse y salir a buscarla de nueva cuenta. Era una rudimentaria casa ubicada en la colonia Curi I, en la zona más antigua de la ciudad. El exterior 433 y una fachada recién resanada, puerta metálica de color negro, un jardín algo descuidado, pero con poinsettias a un costado, un árbol de tilo y unas cuantas diffenbachias. Su casa en el interior estaba repleta de parafernalia de bandas, series, peliculas y fotos de su juventud.
Llegó la tarde, y la comida entre Hannibal y Fréddem acabó, pensaron buscar un hotel de lujo para saciar sus más bajas tentaciones. Aún caminando se les veía haciendo señas subidas de tono y escupiendo lexemas sucios y provocadores. Ellos mantienen una relación abierta. Quién quiera unirse a su desfile de lujuria puede tan sólo ponerse de acuerdo con ambos.
Llegaron directamente al Edificio Tarwenüng. Aquí es donde veremos a la persona encargada de fungir como recepcionista del club, Erikssandr Siwieannikh, un sujeto de piel abermejada clara, cabello castaño algo crecido a modo de libro abierto, uniforme del club, el cuál consta de un conjunto frack color terracota al satín, kluvéish¹ y chemise azul copenhague y su gafete. Tras una breve llegada, yendo al grano aceleradamente pero siendo totalmente amables, pidieron una habitación relativamente accesible, por lo que Siwieannikh les dio una tarjeta de papel plastificado que contenía el código de acceso para el apartamento 207².
Una vez en la habitación, volaron las prendas, se llenaba el jacuzzi y el banquete era pasión.
Mientras tanto, Nara, hablando con Kganeesha con respecto a temas usuales, observaba a Noé desde el piso 7, directamente a las canchas de usos múltiples, donde él jugaba con Vanya, Tony y Slenderkiri.
Lo miraba algo asombrada, y en su mente sólo se repetía la frase "No lo puedo creer" precedida de un suspiro largo que, al acabar, se tornaba en una extraña confusión. Alarmada, se dirigió a Kganeesha con una mirada de pánico no irónica.
—¡Wey!
—¿Qué pasa, Nara?
—Creo que me estoy enamorado de Noé.
—¿El que va al gimnasio con mi novio?
—¿¡¡Hathar Zívveles ya es tu hyno!!?
—No, pero se vale soñar, Nara. —dijo Kganeesha levantando las cejas un par de veces.
—Es que, wey... ¡Sólo mirarlo me hace olvidar a Abiatti! Empiezo a creer que él es la cura a mis problemas relacionados con Pourway.
—¡Ah! Pos tú date.
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Zwölfmex
Humor¿Te gustan los finales non sequitur? A nosotros tampoco. Prepárate para las divertidas, algo extrañas y a veces románticas aventuras de un cuarentón soltero al llegar, con sus primos y su hermana, a la capital de un país hasta ahora desconocido. Pas...
