Después de una ardua rutina, Noé y Háthar Zívvelles decidieron ir a Yeret Snack Bar para consumir sueros preparados, una de las insólitas especialidades del lugar. De pronto, Noé empieza a recordar que tiene ya varios días sin ver o saber algo sobre Vanya. De inmediato, y por la creciente preocupación, lo dialogó con Zívvelles.
—Y, a todo esto... ¿Quién es Vanya?
—Disculpa, Háthar. Me fui de lleno. Es mi mejor amigo, es como el Lenny de mi Carl. Siento que lo he dejado un tanto de lado.
—¡Qué mal! Por cierto, dices que es un fantasma, ¿no?
—Oh, bueno... No lo sé. Es visible, como de carne y hueso pero no lo puedes tocar ni sentir, ni nada. Aunque muy curiosamente, el material con que están hechas las pelotas de básquetbol sí funcionan para él.
—No lo dudo, pero... ¿Cómo fue que murió? Si no es muy grosero de mi parte preguntar.
—Explotó.
—¡En la madre!
—Ya sé.
—Deberías ir a visitarlo.
—No he tenido tiempo.
—¿Por qué?
—Estuve enfermo, volví a trabajar y pues, ya ves. Estoy aquí dándole duro a cosas de mameyes. Ya sabes, gente vigoréxica.
—Y lo has hecho bien. Aunque desde cierta perspectiva es muy egoísta de tu parte el haberte enfocado primero en tu imagen.
—Pues sí, pero a veces siento que estoy con él más de a huevo¹ que por tener ganas. No es lo mismo que cuando estaba vivo. Es por eso que decidí trabajar en mi... Aunado a que quedé hecho un palo.
—Visítalo, Noé. Tal vez sólo eso necesitas.
—Tal vez.Vanya estaba en su casa, inerte, mirando al vacío, extrañando con nostalgia su pasado. Se miró con algo de confusión al espejo y notó que estaba disminuyendo su opacidad.
—Me siento bastante raro —miró sus manos. —Me estoy volviendo transparente de nuevo... ¿Qué pasó? —Ahora miró su pequeño buró y tuvo un pequeño ataque de pánico. —¡Mis llaves! —recapacitó. —Ah, es cierto. Puedo atravesar paredes.
Vanya se alistó y fue directo con Abiatti. Lo que no tomó en cuenta es que Abiatti se encontraba trabajando en ese preciso momento. Por suerte, se encontró de frente con Noé, quien regresaba de con Zívveles.
—¡Vanya! ¿Qué pedo? ¿Cómo has estado?
—¡Bien! Me alegra tanto verte.
—A mi también.
—Oye, tengo algo qué decirte. —le enseñó a Noé sus casi invisibles manos.
—¿Y tus manos? ¡Wey, ya no podrás pajearte!
—¿Qué? Ah, no... Ya no lo hacía.
—Debiste disfrutar la última vez, supongo.
—Oh, lo hice. Siempre puedes confiar en las modelos web cam. Me gasté 1 shepsa en tokens. Y quedé endeudado hasta por 2 shepsas. Menos mal que me morí. ¡Ah! No voy a eso. Hay de verdad mucho que debo decirte, y esperaba contárselo a Abiatti también pero no está en su casa.
—Es su horario laboral. Si quieres le digo todo lo que me dirás.
—Me harías un gran favor. A veces cansa decirle lo mismo a más de una persona.
—¡'Ton's ya 'stás!Por otro lado, tenemos a Évverimkjai, quien salió a hacer su mandado, cosas necesarias para sobrevivir la semana. De regreso, se topó con Tipton Grande, quien paseaba tranquilo con su silla de ruedas por la acera de la calle Etiopía. El longevo individuo la reconoció casi de inmediato.
—¡Mijita! ¿Cómo has estado?
—No muy bien, don Tipton.
—Oh, ¿Qué pasó?
—Verá, señor, hace poco vi a mi ex en un restaurante fino con alguien y no puedo evitar pensar en eso.
—¡Uy, ,Chisme! —susurró el anciano. —Vayamos a una banca, tal vez necesitas un consejo.
—Necesito consejos, apapachos y unos buenos tijerazos.
—Haré que no oí lo último.
—Me refiero a mi cabello. Ya está muy crecido, me ha dado problemas porque estorba.
—Ahora haré que no malpensé.
—Como sea, estaré mejor si le cuento a usted todo.
—No tienes amigos, ¿cierto?
—Sí pero están muy ocupados con sus... Sus... —Évverimkjai se quebró como pantalla de iPhone.
—¡Oh, linda! Calma. —consoló el señor Tamarov.
—Es que, don Tipton...
—Te escucho.
—Ellos tienen familias tan perfectas y yo... Ni siquiera tuve padres. Las familias de acogida suelen ser crueles pero tuve la dicha de que alguien tan bueno como Návidai me recibiera y encima me aportara ese afecto de padre que me faltaba, y luego me mudé con su papá, para cuidarlo cuando Návi murió.
—¿Quién era Návidai, bonita?
—Tu ahijado.
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Zwölfmex
فكاهة¿Te gustan los finales non sequitur? A nosotros tampoco. Prepárate para las divertidas, algo extrañas y a veces románticas aventuras de un cuarentón soltero al llegar, con sus primos y su hermana, a la capital de un país hasta ahora desconocido. Pas...