T1C15: Una broma más.

9 2 0
                                    

Albert y Fer estaban en ropa interior, jugueteando entre sí. Ambos se miraban con mucha enjundia, divagando uno sobre lo bien que pasarán el rato en compañía del otro, pero... La llama que parecía perpetua, repentinamente se apagó.

-¡Deténte! -Dijo Fer exasperada cuando Albert estaba apunto de bajarse los calzones.
-¿Qué sucede, primor?
-¿Has... hecho esto antes? -Estaba muy nerviosa.
-No. Pero he visto suficiente porno como para no saber cómo hacerlo.
-Es que... Yo no sé hacerlo... Sí he visto esas cosas... Pero...
-¡Aquí estoy para darte una buena clase!
-Sí... No me siento del todo preparada.
-¡Vamos, Fer! Ya estamos aquí, sólos, casi desnudos. Se ve que estás babeando por dónde meas.
-Lo sé, pero... Aún así... Creo que no estoy lista.
-¿Por qué?
-Me siento... No lo sé...

Fer se sienta a un lado de su cama, llora casi en silencio. Albert la cobija.

-Sera mejor que descanses, Lindura.
-¿No estás... Enojado?
-Yo estoy bien.
-Sé sincero, Albert.
-Me quedaré con las ganas, pero si no estás lista, esto no puede ser.
-¿Te refieres a lo nuestro?
-No, calma. Me refiero a tener sexo. No debo forzarte si no lo deseas. El sexo es algo que debe ser mutuamente consensuado.
-Lamento dejarte con la espada por blandir.
-Ja,ja. No te preocupes.
-¿Seguro?
-Sí. Bueno... Me iré a mi habitación. ¡Que descanses!
-Adiós, Albert, Te...

Cuando Albert cruzó la puerta, Fer lanzó un largo y profundo suspiro.

-...Amo.

Pobre Fer, parece tener una noche triste, como la de Cortés. ¿Cómo le está yendo a Abiatti? El señor Pourway, a diferencia del señor Marius Albert Tagen, estaba más que ansioso porque Nara accediera a tener sexo con él. Tantas eran sus ganas que finalmente, habló al respecto.

-Oye Nara.
-¿Qué pasa, lindurita?
-¿No es... Muy tarde para ti?
-¿A caso me estás corriendo?
-Al contrario... Deseo que te quedes.
-¿A qué se debe la petición?
-Verás. Te propasaste conmigo. Me...
-¡Lo siento, Abiatti, yo... !
-Calma. Me encantaría que hicieras lo mismo que hiciste aquella noche, justo ahorita... Sólo que ahora estaré en mis 5 sentidos y tú... También recibirás tu parte. ¿Qué opinas?
-¡Yo, por mi, encantada!
-¡Vas a quedar como ciervo recién parido!

Ambos sujetos no pierden el tiempo. Desnudando poco a poco, el uno al otro, al compás del sonido de sus muy húmedos y precipitados besos. Una vez desnudos, Nara tomó el miembro de Abiatti con violencia y empezó a acariciarlo suavemente, aumentando la intensidad, hasta dejarlo muy erecto y lubricado, para así, proceder a sentarse sobre él, e ir intercalando posiciones, estilos, y bastantes tocamientos y felaciones, de modo que, en esa noche, la cama de Abiatti se transformaba en un campo de batalla, uno muy erótico.

¡No me gusta dar detalles de esas cositas! Mi esposa me regaña cuando le recuerdo todo eso.

Disculpen. ¿En qué estaba? Oh, sí.

A la mañana siguiente, Abiatti miró hacia su lado derecho, pues acostumbra dormir del lado contrario. Él, taciturno aún, pero consciente de la maravillosa velada que pasó, notó que Nara ya no estaba. "A lo mejor está en la cocina, buscando algún bocadillo o una bebida", pensó. Pero al fijarse, aún desnudo, en toda la casa, simplemente no había huella alguna de la señorita Aquino. Volvió a su cama, preparó sus cosas para vestirse, y de sus pantalones cayó a la alfombra una carta escrita por Nara, estaba húmeda, olía a un muy dulce fluido vaginal.

"La pasé excelente. Nunca pensé que lo hicieras tan rico. Nadie me había hecho venir tantas veces. Tus manos son mágicas y tu lengua esculpiría un David con más y mejores detalles. ¡Me vuelves loca, Abiatti!
Postdata: me tuve qué ir porque entro temprano al trabajo. Me devolví a vestirme a mi casa. Por cierto. Te dejé mis panties empapados, para que me recuerdes a mí y a mi conchita. No puedo esperar para la próxima sesión. ¡Que tengas un excelente día!".

ZwölfmexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora