T1C24: Extrañar a alguien.

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Un nuevo día comienza. Kyatlina se arrepiente de no haber pedido a Prádylai su número o su Facebook, y sabe que no debe llegar de imprevisto a su casa, pero... ¿Qué más puede hacer si muere por verla? Las cosas que encuentra en su casa no ayudan a distraerla, de hecho parecen aumentar la desesperación. Está ansiosa por hablar de nuevo con ella. Prádylai, en cambio, se estaba preparando para ir al trabajo. Esta vez atenderá un vuelo hacia Oryentir, por lo que estará fuera de la ciudad durante 2 días. También moría por ver a Kyatlina, pero el tiempo se le acababa. Esta última, al no poder soportar más, la visitó con una rapidez de récord olímpico. En cuanto sonó el timbre, Prádylai gritó "¡Un momento!". Aún vestía sus toallas de baño. Cómo pudo abrió la puerta sin esperar que se tratase de Kyatlina.

-¡Oh, Hola!
-Oh, Prádylai -sonrió pícara Kyatlina. -lamento llegar así sin avisar. Sé que me lo habías pedido, pero es que necesitaba verte.
-¡No pasa nada! Toma asiento. ¿Quieres un té?
-No, linda, está bien. Luces muy apresurada.
-Es que se me está haciendo tarde.
-Oh, disculpa. No quiero quitarte tiempo. ya me voy...
-No, no. Descuida. Ya sabes cómo son los vuelos. Nunca sabes si volverás a casa. Si tienes algo qué decir, adelante.
-Carajo, eso es realmente turbio.
-Sí. [...] Bueno, Dime... ¿Qué te trae por acá? -preguntó Prádylai mientras, sujetando su toalla, buscaba su uniforme.
-Pasa que... Te extrañé mucho.
-¡Ow! Yo también. Pero... Si nos acabamos de conocer.
-Es que... -Recorrió Kyatlina a Prádylai con la mirada. -¡Mírate! Eres toda una diosa.
-¡Oh, calma! -dijo Prádylai sonrojada. -No es así, Kyatlina, pero gracias.
-Claro que lo eres.

A Prádylai por un momento se le soltó la toalla. Kyatlina no miró nada, pero alcanzó a ver cuándo ya se la había puesto de nuevo e inocentemente...

-¡Carajo, me lo perdí! -pensó Kyatlina en voz alta.
-¿Qué cosa?
-N... nada. -dijo Kyatlina Sonrojada.
-Bueno...
-¡Ah, me rindo! No quiero sonar a la chica que apresura las cosas, pero ¡Joder! -Kyatlina se mordió el labio, en señal de provocación, mientras miraba a Prádylai.
-¿Me estás tratando de... ?
-¡No, no, no, no, no!
-Pero si me acabas de sabrosear... ¿Qué pasa contigo?
-No, no, es que... ¡Ah!
-Estaré fuera por un tiempo de prácticamente 2 días. Si quieres que estemos en contacto, te puedo dar mi número. -sugirió Prádylai mientras sostenía su uniforme y su ropa interior.
-¡Sí, sí, sí!
-¿Me das un momento? -ordenó Prádylai mientras señalaba su ropa.
-¡Claro! [...] -asintió Kyatlina mientras miraba fijamente a Prádylai.
-¡Voltéate!
-¡Lo... Lo siento! -se giró Kyatlina ipso facto.
-¿De verdad te gusté tanto?
-Ah, pues... -alcanzó a girar su mirada.
-¡Que no mires! -gritó Prádylai con los panties a medio subir. -¡Sólo responde, no mires hasta que te diga! Perdón por gritar, es que nadie me ha visto desnuda antes.
-¿Ni el médico que te recibió cuando te parieron?
-¡Ni la niña que hace preguntas pendejas!
-Ay, perdón. Bueno, ya. Admito que me gustaste bastante. Nunca me encuentro con otra lesbiana, siempre me termino enamorando de héteros, de trans de esos que saben esconderse el bulto, e incluso asexuales.
-Sabes... Hay más chicas gays de lo que crees. He conocido a más, pero ninguna me ha atraído lo suficiente.
-¿Entonces no somos las únicas?
-No, pero... Te seré sincera.
-¿Si?
-También me gustaste mucho. Mira, si lleváramos más tiempo de conocernos, creo que no me hubiese importado llegar tarde al trabajo, por... -se acercó a ella de manera provocativa. -... una toalla se fue a dar al suelo "accidentalmente".
-¡Mamá ardilla!¹ -salivó Kyatlina.
-Bueno, preciosura. Terminé de vestirme. Deja me peino y con gusto te doy mi número telefónico y mi cuenta de Facebook, Twitter, Instagram y la de Microsoft para el Xbox.
-¡Perfecto! ¡Gracias!

La despedida fue dulce, un abrazo largo y cálido, palabras de aliento y una espera que, si bien no será tan larga, se sentirá como mil eternidades.

Nara y Abiatti se encontraron en el Monte Akzhuzhanov. Como si fuese a morir, empezó a recordar todo, como el día en que Nara lo violó, pero, al parecer, los recuerdos no eran tan traumáticos como solía pensar. Puede que sí haya estado medicado, pero los recuerdos no eran más que recuerdos eróticos y no cosa peor. Entonces, al encontrarse en el lugar lleno de verdor y aromas lamiáceos, Nara saludó a Abiatti con algo de seriedad.

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