T2C2: Motel Okura.

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          Tipton Modéryanikh Tamarov Kishnyeva, conocido por los del club como Tipton Grande, es un hombre muy viejo, solitario y aún con ganas de disfrutar la vida. Es fácilmente distinguible por portar siempre la remera del club de fútbol al que es fiel aficionado, el Club Kinésico Champers... e ir en su silla de Ruedas. Su historia es única en su especie.

Nació en algún lugar del estado de Champers en algún día de 1940. Su acta de nacimiento se extravió debido a un incendio en su casa, por lo que seguramente se hizo cenizas. Vivió durante su infancia en casa de su tío Kölzbinai, en la ciudad de Champers, capital del estado homónimo. Este lugar era la mayor concentración de hablantes de Aviático en esa época, de hecho, todos los señalamientos y los medios de comunicación fueron en Aviático hasta el año 1989, cuando la ciudad ya era mitad Aviático mitad Noséano. Allí, en esa peculiar capital, se enamoró del club Champers, principalmente porque el hijo mayor de Kölzbinai, Hiram Krútarikh, fue el delantero y máximo anotador histórico del club, durante los 40's, consiguiendo 3 títulos de la NSPC.
Misteriosamente, una mañana del 27 de abril de 1951, tanto su tío como su papá, Tipton Álbennikh Tamarov, desaparecieron. Fue algo terrible para él, pues todo estaba saliendo de maravilla. Le iba muy bien en el instituto, incluso destacando a nivel nacional. Su mamá, Ótkrinai Kishnyeva, se lo llevó a los pocos meses a San Petexio. Pasados los años, se inscribió en la fuerza armada nacional y sirvió en un enfrentamiento con un buque pesquero de origen Chino cuya practica por excelencia era la dañina pesca por arrastre, cosa que es gravemente ilegal en Nosé según el Libro Terracota. En dicho enfrentamiento perdió sus piernas, esto por la osadía de un pescador chino que dejó caer una viga de acero sobre él y otros 2 combatientes. Ninguno murió pero quedaron gravemente heridos. De vuelta a tierra firme, le dieron la opción de usar prótesis, sin embargo, los exámenes médicos arrojaron que quedó paralizado de la cintura hacia abajo por el golpe de la viga, por lo que, aún si no hubiese perdido sus piernas, no podría usarlas aún así y requeriría de una silla de ruedas. Fue entonces que, ante la desfavorable situación, cayó en una fuerte depresión. Se sentía poco atractivo y se pensaba inútil. No tenía mucha esperanza laboral al estar lisiado. Sus camaradas de la armada murieron en distintos hechos, todos, por lo que se quedó sin amigos, y no tenía muchas ganas de conocer a nadie más, por lo que duró años sin contacto interpersonal. No fue sino hasta una tarde de 1967 cuando decide salir de su ermita y buscar ser una persona visible. Dio en el clavo y comenzó a invertir en negocios pequeños. Esto no lo hizo rico, de hecho lo llevó a la bancarrota más de una vez, pero finalmente lograría una estabilidad que nunca antes tuvo.
Finalmente, por allá de 1991, conoció a una mujer muchos años menor que él. Se llamaba Johara Umukwale, de origen Ugandés. Terminaron casándose tan sólo un año después. En 1996 tuvieron su primero y único hijo, Tipton Udmur Tamarov Umukwale, mejor conocido como el buen Tipton Jr. Desafortunadamente, Johara falleció a tan sólo 6 meses de haber dado a luz, esto debido a que sufrió la estrangulación fulminante de una inusual hernia interna transomental que, si bien, ocurrió durante el embarazo, terminó por estrangularse meses después, provocando una muerte rápida pero muy dolorosa. Esto logró que la depresión volviera a llegar a la vida de Tipton. A pesar de los pesares, esta vez no se dejó doblegar tan fácil. Hizo de todo para que su hijo tuviera una infancia digna y alegre, y, a partir de estos singulares eventos, la vida de Tipton Grande empezaría a ser normal, estable, y muy agradable...

Y sí... Fue Tipton quién hizo que Abiatti se fuera de hocico.

¿Por qué mencionar a este anciano centenario? Bueno, es un ser amable, simpático y todo un experto en muchas cosas, principalmente los deportes. Pero no es precisamente por eso.

Fer estaba tratando de contactar a Abiatti, pues hacía tiempo que no se topaban. El celular de Abiatti vibraba mientras su cama sismante lo recorría hasta que finalmente cayó. Mónnika, encima de él, preguntó quién llamaba. Abiatti, agitado, respondió con otra pregunta.

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