Fer acomodaba sus cosas, en un día soleado pero con mucho viento. Ella es artista profesional, incursionando en prácticamente todas las bellas artes, en especial, la pintura. Empacaba cuidadosamente un cuadro que acababa de hacer hace escasos 3 meses, y estaba muy alegre, pues iba a ser comprada por un jeque kuwaití, quien vendría a Nosé específicamente por el cuadro, pues lo vio en línea, en la galería virtual de Fer, y le pareció de lo más genial. Fer, a parte, tiene su galería en México, en lo que solía ser la casa de sus papás. A pesar de su gran trayectoria, es la primera obra que vende, y el jeque ofreció 50 shepsas por el cuadro, por lo que Fer está que no se la cree. Le había pedido a Albert que la acompañara, pero estaba muy ocupado, entonces irá con Abiatti.
Lejos del feliz momento que vive Fer, Amerkeyev Uchánsk estaba en terapia intensiva, aún en estado delicado pese al paso de las horas. Lindsay y Héllay ya se habían ido, por lo que Tdrathládilayev seguía allí, nervioso, impaciente, esperando angustiado una noticia, la que sea. María José Izovarov, la médica encargada del caso, finalmente ingresa a la sala de espera, por allí de las 9 de la mañana, Tdrathládilayev ni siquiera pudo dormir, pues con el montón de sucesos y emociones y toda la hostilidad de su situación actual le quitaban el sueño, lo enredaban en un espiral de agonía, los instintos suicidas despertaban más y más.
—Buenos días, señor Uchánsk.
—Buen día, Doc.
—La valoración del paciente hecha cada 2 horas finalizó, los resultados nos indican que no mejora.
—Oh, cielos... —lamentó Amer mientras llevaba sus manos a la cabeza.
—Sí... entonces, lo trasladaremos al Hospital General Uzhnar Kanuzhov, donde el equipo es más moderno, más numeroso, una atención de respuesta inmediata y... Mejor sueldo, de hecho planeo cambiarme allí.
—Está bien.
—Le mantendremos informado.
—Gracias, doctora Izovarov.Con la novedad ya sabida, Tdrathládilayev, quien ya planeaba regresar a su depa en el edificio Tarwenüng, parecía decidir quedarse un rato más, con Héllay, un buen chico, listo, dedicado y responsable... Y con Lindsay, la infiel en potencia. Por lo que saldría del hospital directo a la residencia Uchánsk para notificarle a los susodichos.
Tras unos cuantos días de vivir con Nara, Shathérynai finalmente decidió irse, pues no tolera la forma en la que Nara vive. Esperó a que llegara de su trabajo y contarle que ya no quería vivir allí.
—Nara, oye... Quería decirte algo.
—¿Qué cosa? —preguntó Nara mientras dejaba su bolso en una mesita.
—Es muy difícil vivir contigo.
—Oh, eso lo sé, este depa ya está muy deteriorado.
—No me refiero al estado del lugar... Eres tú. Te comportas como una... sucia perra. Cuando metes sementales haces demasiado ruido y siempre terminan haciendo porquerías en todo el depa. Tu estilo de viva está rodeada de improperios y yo... Ya estoy hasta la puta madre. He decidido no vivir más contigo. Espero que lo entiendas.
—Oh, bueno... Vaya, ahora entiendo porqué no me duran las parejas.
—Sólo vienen para venirse y se van para no regresar, ¿cierto?
—Sí... Mierda. Creo que debo cambiar mi estilo de vida.
—Empieza por cambiar de Depa...
—No me culpes, lo conseguí barato.
—¿Cuánto?
—2 shepsas.
—Ya veo, las habitaciones más económicas andan al rededor de los 15 shepsas.
—Me lo daban a 10 shepsas, pero me cogí al vendedor.
—¿Abiatti lo sabe?
—Él era el vendedor
—¡Ah! —Bramó Shathérynai con un marcado disgusto.
—Sí... Tiempo después recordó quién era yo. Entonces me quiso subir el precio.
—y... ¿Que hiciste al respecto?
—Me lo volví a coger.
—¡Verga!
—Sí...
—Bueno, iré haciendo mis maletas. Gracias por todo.
—¡Cuídate, hermosa!A pesar de decidir quedarse un rato más en casa de Amer para cuidar de él una vez dado de alta, Tdrathládilayev pensó que sería buena idea visitar su casa, luego ya de varios días. Al abrir la puerta se topó con que todo estaba ordenando y limpio, y él definitivamente no lo había dejado así, por lo que de inmediato recordó a Shathérynai y su obsesión con la pulcritud. Se recostó sobre su cama, la cama que solía compartir con Shathérynai, y la mente se le inundaba de recuerdos dulces como sus párpados se inundaban de lágrimas. Quiso entretenerse con algo, pero al no vivir los últimos días allí, ya no tenía servicio de cable, luz y teléfono. Sólo podía estar sentado, con la mirada al horizonte, ver los autos pasar y a los peatones caminar. Tdrathládilayev se dio cuenta que estaba a punto de tener una crisis depresiva, así que salió rápidamente de su habitación. Caminaba por los pasillos y veía cosas muy sugerentes en donde no las había, por ejemplo, un par de niños jugando con una soga, un anciano ingiriéndo sus pastillas, un par de niños algo grandes jugando a la ruleta rusa con una pistola de balines, etcétera. Tdrathy sólo apresuró el paso y fue a visitar a Amer ya en el Uzhnar Kanuzhov. Justo a medio camino, la doctora Izovarov le notificó que Amer fue inducido al coma, pues descubrieron algo tarde que uno de sus pulmones fue perforado por una de sus costillas rotas y requería intervención inmediata. El pobre sólo podía esperar lo peor. Ya no pensaba con claridad y sólo quería que ya todo fuera como antes. Por esa misma razón, le notificó a Abiatti que deseaba poner en venta su casa, o por lo menos rentarla. Abiatti le comentó que no puede venderla, pues la habitación tiene unos cuantos detalles que deben ser reparados o tratados. Entonces la opción final terminó siendo la renta.
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Zwölfmex
Humor¿Te gustan los finales non sequitur? A nosotros tampoco. Prepárate para las divertidas, algo extrañas y a veces románticas aventuras de un cuarentón soltero al llegar, con sus primos y su hermana, a la capital de un país hasta ahora desconocido. Pas...