T2C1. El Chicle del Mal Augurio.

3 0 0
                                    

          Con una gran maleta de cuero color... Emmm... Cuero, caminaba apresurada. Sus tacones ya estaban rotos y sus tobillos adoloridos por las torceduras. No se los quitó, pues ya sabe que en Nosé es mal visto andar descalzo en la vía pública, por lo que siguió andando, hasta sentarse en un viejo tronco talado y descansar un poco. Ella es alta, pelo rubio cenizo, ojos verde-ámbar y piel trigueña. Su vestimenta ésta vez era formal, pero acostumbra la ropa holgada y las remeras de bandas de Metal. Era Mónnika, y venía a Nosé a buscar de nuevo a ese ser que, hace varios años, durante un par de meses, fue su príncipe azul.

Ella llegó, cansada, desde el aeropuerto, sin parar, y se instaló por dos días en el hotel Oktáktonnoj, cerca del vecindario de Pester. Allí la esperaba su hija, Astrid, quién llevaba viviendo en Nosé desde que fue estudiante de intercambio hace apenas 3 años.

Ahora... Recordemos que el señor Pourway había recibido un SMS de imprevisto y que lo sorprendió tanto. Fue un mensaje de texto de ella, quien le propuso tratar serios asuntos pendientes. Él se mostraba preocupado, pues olvidó absolutamente todo lo que, seriamente o no, trató con Mónnika años atrás, mientras ella estuvo embarazada.

Lo que cabe aclarar —que seguro más de uno creyó— es que la hija no le pertenece al sr. Pourway, pero este se hizo cargo de ella durante la gestación y los primeros meses de nacida. Ellos no tenían planeado volver a tener algo, pero cada que se miraban las caras se devoraban a besos. Abiatti estaba inquieto, incluso aterrado, pero él no sabía porqué se sentía así, pues a pesar de no recordar casi nada, sabe que todo acabó bien entre ambos... ¿O no?

Esa tarde, del 17 Loredi (6 de Enero), justo un día antes de volver al trabajo, Abiatti se reunió con algunos conocidos del club, sus primos, y... Tlibirzkóeye.

—¡Verga! —gritó errático Tlibirzkóeye. —O sea que... Es tu ex y... ¿Viene en plan malévolo?
—¡No, wey! —refutó el sr. Pourway. —Realmente no sé qué desea, pero en el mensaje de texto, su manera de redactar denotaba urgencia y algo de inconformidad.
—¿No será que viene para ser otra de las beneficiadas por toda tu fortuna? —cuestionó Siwieannikh.
—¡Si, Abiatti! Siwieannikh tiene razón, ¿A caso no te das cuenta? —dijo Gabo.
—Ya sé de qué hablarán, pero estoy casi seguro que ese no es el caso, ¡No se inmiscuyan en esto! —pugnó Pourway.
—Acéptalo, Abiatti, todas las mujeres con las que has estado últimamente han aceptado tu compañía a cambio de un montonal de shepsas. —agregó Cema.
—No fue el caso de Nara...
—¡Todos sabemos que la señorita Aquino está loca! Aún así, eso no es un argumento válido. —exclamó Gabo.
—¡Tus exnovias vuelven a ti como gringos al Walmart, Abiatti! —comparó Dámztek —¡Cada mujer nueva que conoces de inmediato quiere algo contigo!
—Eso último ya me sonó a envidia.
—¡Mamadas! —rebramó Dámztek Vraiblovski.
—Rebeca trató de ligarte de nuevo hace pocos meses, Arelly también, pero ya te superó, aunque en el fondo se muere por ti. Nara está enferma de amor por ti. Hace no mucho intentaste salir con Marysixx y ni se diga lo que tuviste hace como 10 Años con Nánžii. —recapituló Gabo, con intensos ademanes.
—No tuve nada con Nánžii después, Gabo. Nuestro noviazgo duró a penas 2 semanas, fue intenso y todo, pero me alejé porque supe que estaba embarazada y probablemente quería tener mi dinero para su desarrollo personal, pues recuerdo que no acabó el bachillerato y se le acababan las buenas opciones de empleo.
—¿Quién quita y Mónnika no trató de intentar lo mismo?
—Cuando pasó lo de Mónnika yo tenía 22 años, Cemanol.
—¡¿Quién quita y no?! —enfatizó Cema.
—¡Basta¡ ¡Ya cállense! ¡Debemos apoyar a Abiatti! —exhortó Vanya.
—Así es, no venimos a incriminarlo, debemos de ser empáticos, asertivos y tener buenas ideas. —dijo Noé con don de mando —¡Abiatti! ¿Cuándo dices que se verán?
—Esta noche.
—¿Qué tan importante es ella para ti?
—¡Mucho! Dejé de verla cuando el padre de su hija nos amenazó de muerte a los 3. A pesar de no hacerse cargo, no le gustaba nada vernos juntos.
—Bien. Entonces, amm... básicamente, de no ser por eso, ustedes inclusive pudieron haberse casado.
—Ammm... No lo sé, Noé, sí nos atraíamos mucho, pero respetamos el principio de "Los Exes no vuelven".
—¡Amén! —celebró Noé.
—Fue duro pero aprendimos mucho a costa de eso. Aún así, no negaré que hacíamos cosas de novios, excepto por el sexo, nunca se nos dio la oportunidad.
—¿Crees que ahora sí llegarás a tener una relación con ella?
—No lo creo. Esos sentimientos por ella desaparecieron hace años.
—¡¿Quién quita y no?! —Reiteró Cema mientras jugaba con un popote.
—Como sea, Abiatti. Sea cuál sea la decisión que tomes, estamos para ayudarte. —alentó Noé.
—Gracias, chicos... Aunque por un instante sentía que me iban a partir la madre.
—No lo haríamos, Abiatti... —dijo Vanya.
—¡Yo sí! —interrumpió Cemanol.

ZwölfmexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora