T3C21: El Camionero Alerta.

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Un espía ruso era la segunda opción de Abiatti para el hacking masivo. Sí había contactado a alguien, pero se retractó y prefirió a Gramyov. ¿Consecuencias? Al no contratar sus servicios, éste espía de nombre desconocido buscó algo de venganza... Y la verdad es que no suena para nada inteligente, pero el tipo se encomendó a dañar al magnate, directa o indirectamente. Al ser miembro activo de la policía rusa, buscó la forma más legal posible de hacerlo sufrir, pero para que esto ocurra, podría pasar algo de tiempo. Aún así, recibió Pourway, de manera curiosa, una sutil amenaza.

—Iris, mira esto...
—¿Una carta?
—Sí. Está en ruso. Creo que son felicitaciones.
—Compruébalo con algún traductor online.
—Ojalá Pyotr estuviera aquí. Él lo leería por mi.
—Déjalo. Está mejor sin ti.
—Todos me lo dicen.
—¿Qué le hacías?
—¡Nada! Nunca lo maltraté.
—En fin... Traduce la carta.

Uno de los fragmentos de la misiva decía algo sobre invitar a Pourway a la gran Federación Rusa. No obstante, los días en que se proponía su estancia, se cruzaban con los días que su hermana le regaló de vacaciones en la playa. Pourway tenía entonces qué responder la carta, con otra donde les explicará que los días propuestos entran en conflicto con su periodo vacacional. En la carta del espía, se especificaba que todos los gastos estarían cubiertos por el gobierno, mejor aún para Abiatti, pero que su viaje era obligatorio si quería seguir teniendo buenas relaciones diplomáticas con sus respectivas embajadas. Casi de inmediato, puso manos anoa obra y con un tecleo más rápido que una bala y una envidiable ortografía, Pourway terminó de escribir su respuesta. Fue entonces que, tras terminar de redactar la carta, y enviarla rápidamente a la oficina postal nacional, en la calle República de Yugoslavia, en la colonia Nuevo Progreso, terminó esperando su llegada al país que en algún momento de la historia buscó adueñarse de la gran ínsula noséana.

Sin embargo, se le pasó en lo absoluto, que ya había sido fichado por el Mázklen Spórtif. Ya había recorrido el plantel de Men Castle, en Immzpania. Su debut aún no era, pero, mañana domingo, tenía que presentarse al partido de la jornada 1 del campeonato Noséano de fútbol, en casa, contra el Espum Ogromo. Esto también podría provocarle conflictos en su horario. Lo había olvidado por completo, y el camión salía de la casa de los Shajarov a las 6 en punto, para llegar a Immzpania a las 12 am, y quedarse en el hotel de concentración.

—¡En unos días más lograré jugar al lado de mis primos!
—Me alegro... Pero... ¿Cuándo volverás? Nunca me dijiste nada.
—Preguntaré al camionero si puedo llevarte.

Abiatti tomó su móvil y se contactó con Raúl Shajarov.

—¿Bueno?
—Don Raúl, soy yo, Pourway.
—¡Gracias... Por llamar! ¿Qué se le ofrece?
—¿Hay cupo para mi novia en el camión?
—Híjoles, el camión es sólo para miembros inscritos a la nómina del club. Aunque hubiera lugares, ella no podría estar allï.
—¡Qué mal!
—Ni modo, m'hijito.
—¡Nos vemos al rato! ¡Gracias!
—¡Gracias! ¡Gracias a usté'!

Abiatti terminó contándole a su linda novia Iris que era imposible llevarla al estado septentrional de Immzpania. Iris no estaba triste, pero se podía notar algo de incertidumbre en su rostro.

Tipton Kuleni levantó su cuarto, dejándolo impecable. Pero al recordar la fuga de Qozarov, se enfocó en investigar de nuevo, a fondo, minuciosamente. Su pared, en un par de horas, ya estaba como con lo del auto de su padre. Tapizada de fotos, planos, evidencias, notas, etcétera. La mente de este jovencito era increíble, y en ese tiempo que duró haciendo investigación, crear nexos y descartar opciones, llegó a la conclusión de que el señor Dulyn Qozarov Tchájrariz quiere hacerle daño a Abiatti Pourway, el papá de su ex novia. Mientras su papá leía el periódico, salió de su cuarto, desayunó rápido, y...

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