T1C16: Ninfómanas insaciables.

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Un día nuevo y aparentemente alegre comenzaba. Alan Tarim y su madre, la repostera, vienen desde México, como muchas otras personas en Zwölfmex (12mex, pa' los compas) y todo Nosé en general, casi siempre por motivos económicos y de seguridad. A Alan le parecía curioso y muy extraño, que justo al venir a un país que presume de seguridad y honestidad, le hayan robado su cartera, eso lo ponía algo molesto, pero lo que más le preocupaba era que hicieran mal uso de sus datos. Para el momento de los hechos, él ya había hecho lo que le ordenó Tsháhirzkat. Fue algo así: fue a pagar, sacar las copias, de paso rentó una computadora para revisar rápidamente sus correos electrónicos, puso su cartera sobre el CPU, abandonó el lugar sin tomar de nuevo la billetera y desde entonces nunca más la ha visto. Estaba decepcionado.

Muy en cambio, Abiatti debía hablar seriamente con Nara, él realmente no quería dejar de verla, pues sabe que, hasta ahora, el mejor sexo de su vida lo tuvo con la Tamaulipeca. Estaba bastante triste, miraba al cielo y pensaba "Por lo menos mi familia no me abandonará" haciendo alusión a que, lamentablemente, las parejas y el amor que hay en ellas no siempre permanecerán allí, pero el amor que te da una familia, incluso si los defraudas varias veces, seguirá allí. Asimismo, cayó en cuenta de que no estaba del todo enamorado, estaba, en pocas palabras, enculado¹. A lo largo de su vida ha aprendido de sus errores, y también de experiencias de terceros, como la de su hermana, al estar atrapada por 6 años en una relación tóxica con un sujeto llamado Steven Coppel. También aprendió mucho de sus propios padres y, claro, de Fer, su mejor amiga.

Abiatti arribó, precisamente, a casa de Fer, a causa de querer pedirle un consejo, pero ella no estaba. Fer, antes de salir, dejó una nota debajo de la puerta. El pasillo donde se encuentra la morada de Fer no es muy transitada, por lo que nadie había visto la nota y, por consiguiente, haberla violado y husmeado. Abiatti leyó la nota con detenimiento:

"Abiatti, si lees esto, le atiné, presentí que me buscarías. Verás, salí a buscar a Albert, debo hablar con él. Tal vez me encuentres en su casa, de lo contrario, iré con mis padres, dejé mi móvil en casa pues está descargado. Nos vemos luego. ¡Te quiero!".

Abiatti, con una sonrisa, guardó la nota en el bolsillo izquierdo de sus shorts marrones. Se encaminó a llegar hasta la morada de Nara y usar su gran habilidad persuasiva para llegar a un común acuerdo, de modo que ambas partes estén con bien a pesar de no poder frecuentarse más.

Mientras tanto, tenemos a Shathérynai, quien platicaba, con un rostro triste, con su amiga Prádylai.

—Entonces... ¿Dices que te miró feo?
—No sólo me miró feo. Pude sentir, a través de su mirada, cómo su corazón se rompía cuál cristal.
—¿Qué le hiciste? Él no es así, Shathérynai.
—Me da pena decirlo, Prádylai.
—Todo quedará salvo conmigo. Por favor, dime.
—Hay un sujeto que me interesa mucho. Se llama Cripstek Mavluffen.
—¿Cripstek? Ese wey ya tiene como 60 años.
—Lo sé, pero... Cielos... Hay algo en su ser, en su mirar que... Me derrite el corazón.
—No me digas que le estás siendo infiel a tu esposo.
—No.
—Ah, menos mal.
—No aún.
—¡Oh, por favor, Shathérynai! Piensa bien lo que estás haciendo. Tdrathládilayev es un buen hombre, no merece que le hagas nada de eso.
—Prady, Cripstek me envió un mensaje de buenos días y yo le respondí "¿Buenos como yo?" y le adjunté una foto íntima.
—¡Qué directa eres!
—Tdrathládilayev vio el mensaje.
—¡Ay, no! Shathérynai! ¿Qué demonios te orilló a buscar a alguien más estando casada?
—Creo que es porque Tdrathládilayev... No sabe cómo cogerme bien.
—¿Y por qué tengo qué saber eso?
—Nunca he tenido un orgasmo con él. Siempre termino yo sola. Él sabe que lo hace mal pero no hace nada por mejorar.
—No todo en la vida es sexo, Shathérynai.
—Lo sé, pero en mi caso... No sé qué es tener un buen sexo. Me gustaría experimentar algo... Diferente. Algo inexplorado para mí.
—No puedo creerlo.
—El punto aquí es que Tdrathládilayev vio el mensaje y se puso muy... Muy...
—¿Agresivo?
—¡Sí, pero no conmigo!
—¿Quiere matar a Cripstek?
—¡No, peor! ¡Empezó a autolesionarse!
—¿Autolesionarse? ¿Qué es esto, 2006?²
—Se está haciendo daño. No lo ha superado.
—¡Pues no, Mensa! Lo acabas de hacer esta mañana. Esas cosas son un asunto delicado.
—¿Las autolesiones?
—¡No, la infidelidad!
—¡Oh, cielos! ¡Soy una perra!
—Pero no te enorgullezcas.
—Me siento terrible. Acabo de descubrir un lado en Tdrathládilayev que no sabía que existía.
—Debes hacer algo pronto.
—No lo sé...
—¿Te interesa salvar tu relación?
—¡Sí!
—Entonces habla con él. A no ser que de veras estés interesada en el señor Mavluffen. Sabes perfectamente que la gente te ve como una ninfómana. Cuando hablaste con Abiatti la gente creyó que te lo querías tirar.
—Abiatti no está nada mal. Nara me contó que su pene es enorme.
—Las chicas que sólo han tenido sexo con una sola persona no conocen las dimensiones de un buen pene. A veces no depende del tamaño, sino cómo lo usen.
—¿Cuál es el pene más grande que te ha cogido?
—Soy lesbiana. Si un pene de verdad me está penetrando será mejor que llames a la policía.
—¡Caray! ¿Entonces por qué me aconsejas sobre los pitos?
—Toda mujer con cerebro sabe que una pinga no lo es todo en el mundo. Y si lo es, deben tratar de que sea una buena pinga.
—Ya caigo.
—¡Muy bien!
—¿Me puedes explicar cómo cogen las lesbianas?
—Te podría enseñar... Pero estás casada... Y no eres bi.
—¿Bicicleta?
—Tú sigue con tus penes. Habla con Tdrathly. No te quieras pasar de lanza con Cripstek y afectar tus 3 años de matrimonio.
—Cuídate.
—Y tú no cuides a Mavluffen.
—¡Oye! Una última pregunta. ¿Crees que a Cripstek le haya gustado la foto que le envié?
—No vuelvas a hablar con él.
—¡Está bien! ¡Ya no seré tan perra!

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