T1C2: El Boicot.

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Luego de una noche de consumo hipercalórico y danzas que se dieron densas, Abiatti se dirigió a su humilde habitación en el único Edificio anaranjado de la ciudad, el club Tarwenüng. Se trata del interior 701, en donde el lujo simplemente es... Carente. Si bien, Abiatti vive en el mismo Hotel resort que fundó, su habitación es la menos lujosa que hay, puesto que, a diferencia del resto, esta carece de Jacuzzi, hidromasaje, balcón con vista al interior del estadio (solo las habitaciones del lado Este), piso alfombrado, calefacción, aire acondicionado y home theater, por no mencionar otros detalles menores. Cada habitación tiene un baño, en el caso del 701, sólo tiene una regadera, pero si quieres hacer tus necesidades fisiológicas, estaremos de acuerdo en salir del 701 e ir hasta el piso 77 (El cuarto 701 está en la planta baja, a espaldas de la recepción). Pobre de Abiatti cuando tenga diarrea y esté fuera de servicio el ascensor. Debe ser imposible subir infinidad de escaleras mientras aprietas el ano con todas tus fuerzas.

El peliverde planeaba reunirse con sus viejos amigos ese día. La última vez que Abiatti convivió con Noé y Vanya, fue antes de la fiesta, ya que a ellos no les fue posible asistir. Ambos se la pasaron turisteando por todo Cawerpearlt, visitando sitios importantes, extravagantes o prescindibles, entre recomendaciones, curiosidad y... porque se extraviaron los muy tontos, pero de igual manera pudieron llegar salvos a sus respectivos depas. Pasado un cierto rato, tras beber agua y planear la salida, Abiatti estaba por hacer una llamada a Vanya. Marcó su número en el teléfono alámbrico y esperó a que conteste.

-Hola, Vanya, soy Abiatti, ¿crees tener chance de salir hoy?
-¡Hey, perro! No estaría mal, ¿Ya le avisaste a Noé?
-No, quiero que le avises tú a ver qué pedo. Ustedes no trabajan aún, dudo que no jale.
-Bien, correré la voz, pero... ¿Qué se supone que haremos?
-Jugar Básquetbol como en los viejos tiempos. La gloriosa mixta cuarenta y... Oh, diablos... -El semblante de Abiatti cambió, víctima del tenesmo urinario. Empezó a temblar como escape suelto.
-Vientos, ya hablas mi idioma, ¡de vuelta a las andadas!... Sólo que, bueno, ya no les partiremos la madre a los del grupo B.
-Las víctimas serán otros, ese, ya verás -Respondió Abiatti algo nervioso- Bueno, debo ir al baño. Vanya, avísale, ¿no? Porfas.
-Ya estás, greñas locas. Cuídate.
-Ay, sí, claro, adiós.

Abiatti, tras colgar, salió tan veloz, como Ana Guevara en Atenas 2004, con dirección al pasillo que da hacia el elevador, el pasillo sur, tiritando finamente por la agonía que representa evitar la salida de los meados. Tomó el ascensor, y esperó a que este subiera. Al interior de este, se encontró con Nara, la chica de la noche anterior.

-Oh, Cielos... -Suspiró Nara mientras miraba lentamente a Abiatti, de abajo hacia arriba- ¡Estoy al lado de él! ¡Oh, joder! Realmente no puedo creerlo. -Pensó, con un rostro de evidente estupidez.

Abiatti no tardó en darse cuenta de lo mucho que estaba ella mirándolo, empezando a generar un ambiente de suma incomodidad, viéndose forzado a saludarla brevemente con un seco "Ehm... ¡Buen día!". Nara solo restó callada, sin dejar de observar cada detalle que compone ese ser que le fuera a cautivar de manera casi repentina.

Pasó un buen rato de silencio incómodo, pero más incómodo yació Abiatti, pues estaba al borde del colapso... de su esfínter, ya que el viaje es largo a pesar de la rapidez del elevador. Los segundos parecen horas para él. Su vejiga podría estallar en cuestión de segundos. Pobre Abiatti, no debió beber tanta agua, y vaya que la necesitará después, cuando se vaya a jugar básquetbol con sus compinches. Nadie quiere que nuestro protagonista se deshidrate... ¿O sí?

Luego de que Abiatti liberara su agua procesada, Vanya se encontraba caminando hacia la habitación de Noé. Son cuartos casi contiguos, el de Vanya es el 33, el de Noé es el 35. Caminando va, y sabe que podría llamarle, pero prefiere visitarlo, pues su relación con él, es aún más estrecha que con Abiatti.

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